Los datos del IPC adelantado del mes de noviembre, publicados hoy por el INE, sitúan la inflación anual en un 2,4%, seis décimas más que en octubre, como consecuencia del efecto escalón en los productos energéticos, que hace 12 meses reportaban notables bajadas de precios. Por su parte, la tasa subyacente, que recoge la inflación de componente más estructural, disminuye una décima respecto al mes anterior, con una variación anual del 2,4%, manteniéndose estable durante los últimos meses.

A pesar del repunte en la tasa general, la senda de moderación del nivel general de precios prosigue su curso, y aún sigue existiendo un amplio colchón para seguir reforzando dicho proceso. En este sentido, según los últimos datos publicados por el Observatorio de Márgenes Empresariales, el ratio de beneficios en los primeros tres trimestres del año se situó en el 13,1%, 6 décimas más que en 2022 y hasta 2,3 puntos por encima del dato registrado antes de la pandemia (2019). 

Por su parte, la rama de actividades inmobiliarias alcanza los márgenes de beneficios más altos de la serie histórica (34%), con una diferencia de 20,9 puntos respecto a la media nacional. Así, el mercado de la vivienda sigue siendo un negocio muy lucrativo para unos pocos, por lo que es esencial implementar medidas que limiten los beneficios y aseguren unos precios asequibles para las mayorías.

Por último, en lo que se refiere a la evolución salarial, los incrementos pactados en los convenios firmados en 2024 ascienden al 3,8%, un punto por encima de la inflación media (2,8%). No obstante, el incremento medio de todos los convenios es del 3,1%, por lo que la mejora salarial debe de fortalecerse aún más y llegar a todos los trabajadores y trabajadoras, un reto tan justo como posible a tenor de los datos expuestos.