Un atropello a los derechos de nuestros mayores
Fecha: 15 Nov 2017
En estas delicadas semanas, en las que tanto se ha hablado de los límites y la calidad de nuestra democracia, ha habido una marcha que, sin cobertura mediática, de forma humilde y casi silenciosa, recorrió todo el país.
Los pensionistas y jubilados se pusieron en marcha dispuestos a recorrer carreteras y caminos, día y noche, bajo la lluvia o a 33 ºC, y esa debería ser la noticia. Un hito histórico que supone que, por primera vez en nuestra historia, nuestros maltratados pensionistas y jubilados alzaran su voz en lucha por lo que consideran un atropello de sus derechos. Y es que, como exponente de democracia y desarrollo de un país, la foto de los pensionistas marchando por arcenes y carreteras no nos deja en buen lugar.
Cabe decir que la mitad de los pensionistas de este país percibe una pensión por debajo de 700 €, lo que los sitúa por debajo del umbral de la pobreza o en él. La pensión más habitual en España es de 645 €. Situación que mes a mes se ve agravada a la vista de la evolución del IPC: en octubre, la inflación se situó en el 1,6%, lo que supone una pérdida de poder adquisitivo de 1,35 puntos para los pensionistas en lo que llevamos de año. Por eso, reclamamos una pensión mínima de 1.000 €, así como un salario mínimo de 1.000 €, cifra en la que hemos cuantificado el mínimo de subsistencia. Los pensionistas han sido el soporte social de la crisis, dando cobertura a hijos y nietos.
Es una evidencia que los pensionistas han sido el soporte social de la crisis, sacrificándose y dando cobertura a hijos y nietos. Sin embargo, el Gobierno se ha cebado especialmente con ellos, imponiéndoles copagos farmacéuticos que obligaron el año pasado a 400.000 pensionistas a abandonar sus tratamientos médicos, o eliminando la necesaria cobertura de la dependencia. Cada año el Gobierno 'extrae' casi 1.000 millones por el copago, mientras que la pírrica subida de las pensiones del 0,25% (ya han comunicado a Bruselas que se mantendrá en los Presupuestos Generales del Estado del 2018) supone mucho menos de esa cantidad. Podría decirse que el Gobierno saca beneficio a costa de los pensionistas: con lo que recupera en copago, costea la subida de las pensiones.
El Gobierno, además, ha puesto en grave riesgo el futuro del sistema, aniquilando la cotización a la Seguridad Social y dilapidando sus fondos para subvencionar en parte a la patronal y a sus políticas, provocando el mayor agujero de la historia de la Seguridad Social.
Han puesto a prueba el aguante de nuestros pensionistas, que, tras comprobar que ni en el diálogo social ni en el Pacto de Toledo ni en el Parlamento se han atendido las reivindicaciones de los sindicatos sobre el poder adquisitivo de las pensiones, se han tenido que echar a la calle en lo que ha sido ya una marcha histórica.
Nunca la jubilación o retiro se concibió como etapa de reivindicación activa. Pero ahí están nuevamente nuestros mayores, dando ejemplo de compromiso con nuestra sociedad. Y ahí estamos y estaremos siempre los sindicatos, dando cobertura a su reivindicación y a su lucha.