UGT y DGB constatan la nula participación de los sindicatos como factor determinante en la iniciativa Smart City Santander
Fecha: 01 Mar 2018
UGT ha trasladado a una delegación de la DGB, la confederación sindical de Alemania, su crítica por la escasa participación de los sindicatos y de los trabajadores del Ayuntamiento de Santander en el diseño y en la implantación del proyecto de ciudad inteligente Smart City Santander.
En una reunión celebrada en Santander, una delegación de UGT, encabezada el secretario confederal de Política Internacional, Jesús Gallego, y por los secretarios generales de UGT Cantabria, Mariano Carmona, y de la Federación de Empleados y Empleadas de los Servicios Públicos de UGT (FeSP-UGT), Luis Santos Clemente, expuso el impacto que la puesta en marcha del proyecto Santander Smart City ha tenido sobre el empleo, la calidad de éste, la calidad del servicio a la ciudadanía.
La delegación de DGB, integrada por una decena de sindicalistas liderada por el miembro de la ejecutiva confederal Stefan Körzell, solicitó la reunión para analizar el impacto social y sindical de la mediada ante la posible implantación en distintas ciudades alemanas y ha tenido la posibilidad de trabajar con afiliadas y afiliados a UGT-Cantabria que forman parte de servicios especialmente vinculados al Smart City Santander, como policía local, bomberos, el TUS o el servicio de recogida de basuras y residuos.
Tal y como se denunció en el encuentro, la puesta en marcha de Smart City no ha incluido en ningún momento la consulta con la representación de los y las trabajadoras, ya fuera en el planteamiento o en el desarrollo de la idea, que se ha gestado y puesto en marcha con interlocutores (políticos, directores generales de libre designación y jefes de servicio) elegidos por el propio ayuntamiento de Santander para incorporar al Plan Director de Innovación el análisis de la situación de partida para el posterior desarrollo del proyecto.
A ojos de UGT y de la DGB, resulta incomprensible que el conocimiento de las organizaciones más representativas de los y las empleadas de los servicios a los que la medida afecta haya sido deliberadamente ignorado pese al interés directo y las consecuencias que la implantación de sistemas inteligentes, de administración electrónica y de demás procesos de digitalización tienen sobre la composición de las plantillas, evolución del número de trabajadores y de su cualificación, efectos sobre la salud laboral, privacidad y gestión de los datos de carácter personal (en un entorno caracterizado por la sobrexposición a cámaras, sensores, geolocalización, etc.), utilización de las nuevas tecnologías, formación, etc. tiene sobre las plantillas y población.
No es por lo tanto descabellado concluir que parte de los fallos en la estrategia Smart Santander se deban, en gran parte, a la incomprensible voluntad de ignorar los aportes de las personas que tienen que llevar a cabo las tareas, formarlas y dotar a las plantillas de los suficientes recursos para poderlas desarrollar de manera óptima.
Las dos confederaciones concluyeron la necesidad de actuar de manera conjunta en la elaboración de una estrategia global contra los efectos negativos de la digitalización en el empleo y aprovechar al máximo su potencial a través del diálogo social, la negociación colectiva y el respeto riguroso al derecho de información, consulta y participación de los trabajadores, utilizar la experiencia de Santander para no cometer los mismos errores en futuros proyectos similares y de seguir trabajando conjuntamente en este campo para llevar al ámbito europeo e internacional acciones encaminadas a la gestión justa en la implantación de procesos de digitalización en las ciudades.