UGT reclama que el COVID-19 se reconozca como enfermedad profesional
El sindicato subraya que las empresas deben tomar medidas como facilitar un retorno progresivo al trabajo o adaptar el puesto de trabajo para mejorar la situación de quienes sufren COVID persistente.
Fecha: 15 Mar 2025

El COVID persistente o Long COVID supone la persistencia de síntomas semanas o meses después de la infección inicial o la aparición de síntomas tras un tiempo sin ellos.
Su aparición no está relacionada con la gravedad de la infección inicial, por lo que puede afectar tanto a pacientes leves como a graves, pero su desarrollo es más frecuente entre personas de mediana edad y en mujeres. Según el Ministerio de Sanidad aproximadamente 1 de cada 10 personas tiene algún síntoma tras 12 semanas de la infección.
Este síndrome genera un elevado impacto en la calidad de vida afectando, sin duda, al ámbito laboral, de hecho, solo el 15,6% de los afectados trabaja en condiciones de normalidad, frente al 46% que está de baja o trabaja con mucha dificultad según la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). Además, un 9,5% de las personas encuestadas perdió el trabajo y solo un 2,9% ha conseguido la incapacidad permanente.
Los síntomas son variados según la persona, por ejemplo: cansancio, malestar general, dolor muscular y articular, mareos, fiebre, tos, sensación de falta de aire, dolor de estómago, erupciones cutáneas, dolor de cabeza, “niebla mental”, dificultad para concentrarse, pérdida de gusto y olfato, alteraciones del estado de ánimo, dificultad para tragar, pitidos en los oídos, ojos secos o conjuntivitis, palpitaciones o cambios de la tensión arterial.
A finales del año pasado el Congreso de los Diputados aprobó una iniciativa que emplazaba al Gobierno a reconocer y mejorar la atención de los 2 millones de personas que padecen COVID persistente, con medidas como la homogeneización de guías clínicas y procesos asistenciales o la creación de un registro de pacientes.
Las empresas deben tomar medidas de prevención
UGT recalca que, desde el ámbito de la salud laboral es importante afrontar la reincorporación al puesto de trabajo de todas aquellas personas trabajadoras que padecen COVID persistente y que presentan patologías que les dificultan reanudar su vida cotidiana, incluyendo el normal desempeño de su puesto de trabajo.
El sindicato propone que se realicen reconocimientos médicos a cargo de la empresa, con el objetivo de evaluar el estado de salud de la persona trabajadora y que se adapte el puesto de trabajo en función de las necesidades de salud. De hecho, es probable que un cierto número de personas con COVID persistente requieran un regreso lento y gradual al trabajo, entre otras medidas como, por ejemplo, la reducción de tareas que conllevan esfuerzo físico.
El escalonamiento del trabajo es particularmente importante para reducir el riesgo de recaídas, ya que la fatiga puede causarlas y retrasar aún más la recuperación. A este respecto, es importante que la empresa facilite al máximo su reincorporación para evitar salidas del mercado laboral.
Cuestiones pendientes
Es necesario recordar que la COVID-19 no se reconoce como enfermedad profesional en nuestro país, como reivindicó UGT desde el inicio de la pandemia, y por ello el sindicato continúa reclamando que sea incluida en el listado de enfermedades profesionales ampliando los sectores que recoge la Recomendación (UE) 2022/2337 para dar cobertura a todos aquellos afectados por la exposición laboral a este virus.
El sindicato reclama asimismo que se dé una solución a los afectados por la vacuna AstraZeneca, muchos de ellos trabajadores esenciales y principalmente mujeres, que a día de hoy continúan padeciendo distintas patologías graves como trombosis, problemas cardíacos y otras enfermedades que ha afectado enormemente a su salud. Estas vacunaciones se realizaron por responsabilidad social, no es justo que todas estas personas trabajadoras queden desamparadas, urge una solución a sus reclamaciones.