UGT muestra su solidaridad con los trabajadores y trabajadoras de la función pública en Francia y Bélgica
Fecha: 10 Oct 2017
Los trabajadores y trabajadoras de los servicios públicos de Bélgica están llamados a la huelga hoy, 10 de octubre. Las medidas económicas anunciadas por el gobierno han sido confirmadas y empeoradas tras la elección del gobierno conservador en Valonia, que ha anunciado ajustes en servicios públicos, tales como la reducción de inversiones y plantillas o no reemplazar a los y las empleadas públicas que se jubilen.
CGSP, la federación de servicios públicos de la confederación FGTB, denuncia que estos ajustes irán en beneficio de las empresas del sector privado por las privatizaciones anunciadas –por ejemplo, en el transporte público-, así como el riesgo que corre el estatuto del empleado público, los efectos del nuevo cálculo de las pensiones de los funcionarios o la amenaza que sobre el derecho a la huelga supone la imposición de servicios mínimos abusivos.
En Francia, por primera vez desde hace 10 años, todos los sindicatos de empleados públicos de las centrales sindicales CFDT, CGT, FO y UNSA han convocado huelga en los distintos sectores (educación, transporte -incluido el aéreo-, sanidad, correos, etc.) debido al profundo malestar creado entre las trabajadoras y trabajadores de estos sectores, considerados por el gobierno como un peso presupuestario y no como una riqueza para el país. El Ejecutivo ha anunciado la congelación salarial y el restablecimiento del día de recuperación en caso de baja por enfermedad. Por regla general, la protesta se centra en la reivindicación de la recuperación del poder adquisitivo de los empleados públicos. Están convocadas para hoy más de 130 manifestaciones y concentraciones en todo el territorio francés.
La Unión General de Trabajadores ha enviado expresado su solidaridad a las confederaciones sindicales CGT, CFDT, FO y UNAS de Francia y a la FGTB de Bélgica, al entender que su lucha es también nuestra. UGT, como sus centrales sindicales hermanas en la Confederación Europea de Sindicatos (CES) sigue observando cómo en toda Europa el tan cacareado repunte económico no sólo no está revirtiendo a favor de unos trabajadores que fueron los primeros en pagar los efectos de una crisis que no provocaron, sino que la bonanza económica sólo se está repercutiendo hacia los beneficios de las empresas.