​Sin quererlo y casi sin entender cómo, la fiesta del Primero de Mayo coincide con  la disolución del Congreso y el Senado tras la legislatura parlamentaria más corta y más infructuosa de nuestra democracia.

No sé si desde un punto de vista estrictamente político podríamos encontrar algún aspecto positivo a estos cuatro meses largos de parálisis y bloqueos, porque desde el punto de vista sindical ha sido claramente tiempo perdido, en el que hemos dejado pasar la oportunidad de empezar a resolver algunos de los muchos y muy graves problemas que tienen los ciudadanos de este país.

Pero, dicho eso, me quedo con lo más importante: este Primero de Mayo coincide con el minuto cero de la campaña electoral para las próximas elecciones generales, y debemos convertir este revés en una oportunidad para conseguir introducir en los programas electorales las propuestas del sindicato.

Porque de nuevo las organizaciones políticas deberían expresar claramente hasta dónde llega su compromiso para abordar seriamente los problemas de la gente, que tienen que ver con la falta de empleo, con la falta de protección social, con la precariedad de trabajos y salarios que no dan para vivir dignamente, que no generan derechos, que no garantizan pensiones.

Este Primero de Mayo coincide con el inicio de  una campaña electoral en la que los partidos tienen la mejor oportunidad de iniciar la regeneración de la vida política, que pasa por volver a situar a los ciudadanos en el centro de sus propuestas y sus objetivos. Necesitamos un plan de choque por el empleo porque, tras esos cinco años con una tasa de paro por encima del 20%, está el sufrimiento de miles de personas para las que el desempleo y la falta de recursos es un drama real y cotidiano. Necesitamos fórmulas que ofrezcan un horizonte vital a los jóvenes y vejez digna a los mayores de 55 años que se han quedado en desempleo.

Más de un millón y medio de hogares con todos sus miembros en paro, la cobertura de la prestación por desempleo en mínimos históricos, abuso de la contratación temporal y a tiempo parcial, salarios insuficientes, son el suma y sigue de una realidad que necesita compromisos políticos claros, que deberían empezar por reconocer el fracaso de las reformas laborales de los últimos años.

La sanidad, la educación, la atención a la dependencia, la protección social, todos los servicios públicos usados y abusados al servicio de objetivos que no les eran propios, tienen que volver a ser de los ciudadanos y para los ciudadanos.

UGT, conjuntamente con Comisiones Obreras, tenemos un plantel de reivindicaciones que defenderemos en las movilizaciones de este Primero de Mayo y defenderemos en el escenario político de la campaña electoral como contribución para iniciar una nueva etapa de diálogo político y social que mire hacia donde debe, hacia los ciudadanos.

Pepe Álvarez
Secretario General de UGT