Más empleo, pero estacional, precario y con bajos salarios

Fecha: 28 Jul 2016

​Los datos de la EPA correspondientes al segundo trimestre del año, publicados en el día de hoy, muestran que la recuperación del empleo viene de la mano de actividades estacionales que demandan un empleo temporal, de escasa calidad y bajas remuneraciones. Las políticas del Gobierno en materia de empleo, basadas en su reforma laboral, está consolidando la desigualdad y la pobreza en nuestro país, y cimentan una recuperación basada de nuevo en actividades de escaso valor añadido. Para UGT, resulta imprescindible que los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2017 apuesten por un cambio de política económica y por la recuperación del empleo a corto y medio plazo, a través de un plan de choque por el empleo que cree empleo de calidad y con derechos y aumente los salarios.

Según la Encuesta de Población Activa (EPA), el segundo trimestre de 2016 refleja 271.400 personas empleadas más que en el primer trimestre del año (un 1,5%), hasta alcanzar 18,3 millones. En términos desestacionalizados esta variación trimestral es sólo del 0,29%.

Por su parte, el desempleo también disminuye en 216.700 personas (un 4,5%), situándose el número total de desempleados en 4.574.700. En la serie desestacionalizada el descenso es menor: del 1,9%.

En cómputo interanual las cifras muestran tanto el aumento del empleo (de 434.400 personas, un 2,4%), como la reducción del paro (574.300 personas menos en desempleo, un 11,15%).

Se observa, así, por un lado, un crecimiento de la ocupación que eleva la tasa de empleo al 60,3% (0,9 puntos más que en el primer trimestre y 1,6 puntos superior al segundo trimestre de 2015) y reduce la tasa de paro al 20% (un punto menos que el trimestre anterior y 2,37 p.p. inferior al mostrado un año antes).

El comportamiento seguido por la población activa responde a las diferencias anuales entre ocupación y paro. En su variación trimestral refleja cierta estabilidad, con un incremento del 0,24% (54.600 personas activas más). En cambio, se produce un descenso anual del 0,61% (con 139.900 personas menos). La tasa de actividad sube 0,12 décimas en el trimestre y desciende 0,38 p.p. en un año, hasta el 59,41%, manteniendo un progresivo descenso, ligado en parte a los procesos de emigración.

En términos intertrimestrales las cifras son positivas para el conjunto de los sectores de actividad excepto la agricultura (donde desciende el empleo un 2,2%). Destaca en términos absolutos la creación de empleo en el sector servicios (227.300 personas más), debido al inicio de la temporada de turismo, y en términos relativos la construcción (crece algo más del 4,4%) por el comienzo de la “operación asfalto”. La industria aumenta la ocupación en un 0,6%.

En términos interanuales también sobresale el sector terciario en valores absolutos (con 439.100 personas empleadas más), seguido de la agricultura (crece en 19.800 personas el empleo). Sin embargo, se produce una preocupante caída anual de la ocupación en la industria (8.800 empleados menos en un año) y de la construcción (15.700 menos).

Las mejores cifras en el segundo trimestre se originan en el sector privado (294.600 empleos más en el trimestre), que contrarresta con lo sucedido en el público (23.200 menos). En el año crece la ocupación en ambos casos, aunque con mayor intensidad en el sector privado (un 2,6%, frente a un 1,3%).

Por sexo, desde hace un año, ha aumentado la ocupación y ha descendido el paro, entre los hombres y las mujeres; con especial relevancia de ambos fenómenos en el caso de los hombres. También se encuentran las mismas diferencias trimestrales, que se trasladan a un descenso de la tasa de paro masculina de 1,04 p.p. hasta el 18,4%, mayor que el descenso de la tasa femenina, que es inferior al punto porcentual, y que la sitúa en un 21,8%. Continúa abriéndose la brecha por sexo, debido a la insistencia del sector empresarial hacia la contratación masculina.

Por grupos de edad, aumenta el empleo en el trimestre en todos los rangos, con excepción del tramo entre 30 y 34 años, donde desciende el empleo masculino y femenino. En el año, cabe reseñar el descenso de ocupación mostrado en este mismo grupo (cae un 4,59%) y, en menor medida, de 20 a 24 años. En los grupos de jóvenes y los que buscan su primer empleo aumenta el paro en el trimestre.

El número de asalariados ha aumentado desde el primer trimestre en 252.700 personas (un 1,69%), y aumenta en cómputo anual en 425.500 personas (un 2,88%).

En este sentido, las cifras son relevantes por dos motivos:

Primero, debido al inicio de la temporada de verano, se produce un fuerte aumento del empleo temporal en el trimestre, con 166.300 ocupados más (un 4,45%), mientras el empleo indefinido solo crece un 0,77% (86.400 personas).

Segundo, no se trata meramente de una cuestión estacional, en el año el empleo temporal ha subido un 5,4%, frente a un 2% que lo ha hecho el indefinido.

Como consecuencia, la tasa de temporalidad asciende de nuevo hasta valores máximos del 25,7% de los asalariados.

Asimismo, y a pesar de la reducción global del empleo a tiempo parcial, la parcialidad involuntaria sigue siendo un grave problema de nuestro mercado laboral. Casi 1,7 millones de ocupados a tiempo parcial trabajan en estas condiciones de forma involuntaria. El porcentaje de parcialidad involuntaria se sitúa en el 60,4%.

A ello se añaden los datos de desempleo de larga duración. En 2008 poco más del 20% de las personas en paro llevaba más de un año buscando empleo, un porcentaje que se sigue elevando hasta el 58,2% en el segundo trimestre de 2016, siendo muy elevada la incidencia de las personas que llevan buscando empleo más de dos años (42,8% de los desempleados). En concreto 2,66 millones de personas buscan trabajo desde hace más de un año y cerca de 2 millones desde hace más de dos.


Conclusiones

Las cifras de la EPA publicadas hoy muestran que la recuperación del empleo viene de la mano de actividades estacionales que demandan un empleo temporal, de escasa calidad y bajas remuneraciones.

Queda probado que la creación de empleo y la temporalidad caminan juntas en España: en los momentos en los que se genera empleo, este es estacional y precario. Se trata de un empleo donde sigue enquistada la temporalidad, y ascienden la parcialidad involuntaria y otras formas de subempleo.

Por una parte, la tasa de temporalidad crece este trimestre de nuevo hasta valores máximos, llegando al 25,7% de los asalariados. En este sentido, la reforma laboral y demás medidas del Gobierno, lejos de corregir la dualidad del mercado de trabajo, están extendiendo la precariedad y la desigualdad en el mercado laboral.

Por otra, la parcialidad involuntaria definitivamente se consolida como un elemento estructural más de nuestro mercado de trabajo, que permite obtener mejores ritmos de creación de empleo. La tasa se sitúa en este trimestre en el 60,4%.

Asimismo, se está produciendo un avance de la precariedad en el desempleo, con una extensión del paro de larga duración (cerca de 2 millones de desempleados llevan buscando empleo 2 años o más), casi un millón y medio de hogares con todos sus miembros en paro, una tasa de cobertura en permanente descenso (por debajo del 53% ya) y unas políticas de empleo que no están siendo efectivas a la hora de mejorar la empleabilidad de las personas, en especial de los parados de larga duración.

Con todos los datos anteriores, se puede afirmar que la recuperación del mercado de trabajo español es poco sólida. UGT advierte de los peligros que entraña este modelo de crecimiento ya conocido. Parece que se van consolidando las bases de lo que puede ser una recuperación económica construida sobre los mismos pilares que en la etapa expansiva anterior; es decir, con actividades de escaso valor añadido y tecnológico, y un empleo temporal, menos cualificado y de peor calidad.

Por todo ello, UGT considera imprescindible que los Presupuestos Generales del Estado para 2017 apuesten por un cambio de política económica y por los factores que permiten a una economía crecer a medio y largo plazo, en industria, innovación y conocimiento, logrando aumentos de productividad y competitividad, lejos de las incertidumbres del entorno.

Por otra parte, UGT considera que las políticas de empleo deben enfocarse a la reducción del desempleo de larga duración, a través de un plan de choque por el empleo que se base en la protección a las personas y las políticas activas desde lo público, en la creación de empleo de calidad y con derechos, y en la mejora de los salarios de la población. Todo ello es necesario para encarar una recuperación sostenible, consiguiendo la disminución de los niveles de desigualdad y pobreza.​

 

Cristina Antoñanzas, Vicesecretaria General de UGT

Fuente: UGT