Los buenos resultados del sector turístico esconden condiciones laborales indignas
Fecha: 19 Sep 2016
La actividad turística en nuestro país –que representa un 10,9% del PIB y cuenta con 78.144 trabajadores afiliados a la Seguridad Social– revela, desde hace tiempo, una sostenida mejora económica que certifican algunos datos:
- Incremento del gasto diario por turista (5,5%).
- Se mantiene el incremento en la duración de los viajes turísticos (con un ligero descenso del 0,6% respecto a 2015).
- Se incrementa la facturación hotelera por habitación ocupada en un 4,31%.
- De enero a julio el sector turístico español ha crecido en viajeros un 7,85% y un 8,87% en pernoctaciones (respecto a 2014).
- El gasto total de los turistas internacionales que han visitado nuestro país durante el mes de julio ha sido de 10.257 millones de euros (un 7% más que el mismo periodo del año anterior).
Pero tras el brillo de las cifras se esconde una cara “B” que pone en duda la sostenibilidad de un modelo profundamente injusto:
- El incremento salarial ha sido, tan solo, de un 1% (negociado en convenio), con caídas salariales del hasta el -30% (fuera de convenio y a causa, fundamentalmente, de la externalización de servicios) lo que evidencia un crecimiento económico en este sector que no se está repercutiendo en los salarios de sus profesionales. No hay reparto justo de la riqueza colectivamente producida.
- Precarización de las condiciones de trabajo de los profesionales del sector por efecto de la Reforma Laboral.
- El bloqueo en la negociación colectiva sectorial ha dejado a un total de 431.532 trabajadores en un limbo laboral y con pérdida de poder adquisitivo.
- Indecentes niveles de temporalidad y baja calidad en la contratación.
- Rebaja en las condiciones sociales por la vía de la externalización de actividades.
- Contratos parciales de corta duración y temporalidad con el acortamiento de las aperturas de hoteles de temporada.
Se está consolidando un modelo de sector frágil, de gran volatilidad y con visión cortoplacista. Estamos recibiendo un “turismo prestado”, no solo por los conflictos en la ribera del Mediterráneo y Oriente Próximo, sino también por la pérdida de otros destinos europeos como consecuencia de la amenaza terrorista. Sin olvidar la denominada economía no reglada (alquileres turísticos no regulados) que rebaja las condiciones de los trabajadores.
Se está vendiendo la idea de que el sector turístico español se está reconvirtiendo hacia un modelo basado en el talento, la innovación, la calidad y la cualificación. No es cierto:
- No se prima el talento, tan sólo las jornadas maratonianas de trabajo y la aceptación de condiciones muy precarias en el desarrollo del mismo.
- No hay innovación: se sigue potenciando un modelo caduco, poco sostenible (económica y medioambientalmente) y basado en el low cost.
- ¿Calidad? Nunca habrá calidad en el servicio si no hay calidad en el trabajo y en el reconocimiento de unas condiciones laborales dignas.
- La cualificación requiere formación y generación de confianza en la proyección profesional de los trabajadores. Si no se invierte en formación ni se prima la profesionalidad con salarios dignos, no habrá cualificación. Estamos ante un sector de paso para una parte de sus profesionales.
Propuestas de los sindicatos para un cambio de modelo
- Repercutir beneficios empresariales en incrementos salariales de los trabajadores y trabajadoras del sector. Un trabajador motivado es un trabajador justamente remunerado.
- Inversión real en formación de trabajadores que aporte calidad y cualificación al propio sector. Potenciar, entre otras, la figura del trabajador fijo discontinuo, que combina la temporalidad del sector con las garantías jurídicas de continuidad en el empleo.
- Desterrar la cultura de la externalización de servicios como vía para la precarización de las condiciones laborales.
- Sin renunciar al turismo de sol y playa, pues tenemos gran experiencia y recorrido en este segmento, el sector debe diversificarse con propuestas de calidad que ofrezcan otras alternativas: culturales, gastronómicas, rurales, organización eventos... Es decir, captación de nuevos nichos de mercado que generen una mayor afluencia de turistas (y con otros perfiles) y un incremento en los ingresos.