Los asalariados pierden 40.000 millones, las empresas ganan 5.000 millones

​El análisis de datos, en relación con la Encuesta Trimestral de Coste Laboral,  refleja que mientras los salarios retroceden, las empresas cada vez aportan menos a las arcas de la Seguridad Social y cobran más en bonificaciones y subvenciones a la contratación (un 8% en el último año). Así, desde 2009 los asalariados han perdido casi 40.000 millones de euros en el reparto de la renta nacional, mientras las rentas empresariales y de la propiedad han crecido en 5.000 millones. UGT advierte que es necesario cambiar este modelo de crecimiento injusto y desequilibrado, que ha incrementado la desigualdad y la pobreza, y para ello propone potenciar el empleo de calidad, los salarios dignos, reforzar la protección social y cambiar el actual modelo productivo, en línea con las 20 actuaciones urgentes por el progreso y el bienestar social que proponen los sindicatos a los partidos políticos.  

Los datos de la Encuesta Trimestral de Coste Laboral del primer trimestre de 2016 ratifican que los salarios y los costes laborales de las empresas en general siguen sin crecer como deberían en una fase de expansión económica como la que vivimos desde 2014. La actividad crece, está aumentando el empleo, pero la mala calidad del mismo y el deterioro de las condiciones laborales que han producido las reformas laborales desde 2010, y de manera muy señalada la aplicada por el gobierno del Partido Popular en 2012, hace que los salarios no aumenten en consonancia.

El coste laboral mensual cae un 0,2% respecto del existente hace un año, y los costes estrictamente salariales permanecen sin variación respecto de entonces. Los salarios ordinarios, es decir, sin los pagos extraordinarios y atrasados, caen un 0,2%. La caída salarial es evidente desde hace años: las empresas pagan ahora una media de 33 euros de costes laborales menos que en 2012, un 1,3% menos.

La caída de los costes laborales por trabajador y mes es sobre todo evidente en algunos sectores de gran relevancia en la estructura productiva de nuestro país: Construcción (-2,2%), Comercio (-1,4%) y Hostelería (-1,3) son los que registran mayores descensos anuales, tres ramas de actividad que suponen conjuntamente el 30% del total de empleo en España. Curiosamente, a pesar de este descenso de costes laborales, el empleo en la construcción ha caído un 2,7% en el último año; por su parte, la hostelería ha sido el sector que más empleo ha creado en el último año, y en el comercio apenas si ha variado. Esta disparidad de comportamiento del empleo con relación a la evolución de los costes laborales demuestra que la reactivación económica y del empleo depende sobre todo de los factores que influyen sobre la demanda de cada actividad, y que los salarios no son un factor determinante en el devenir de los sectores productivos.

Por el contrario, el desplome salarial de los últimos años, que como reflejan los datos conocidos hoy no se está corrigiendo, está impidiendo que se recupere la demanda, y en consecuencia está frenando la creación de empleo. Paralelamente, los bajos salarios son responsables en gran medida (junto con los recortes en el sistema de protección social y en los servicios públicos esenciales) del aumento de los niveles de pobreza y de exclusión social en los últimos años. Desde 2009, el porcentaje de población en riesgo de pobreza y exclusión social ha crecido en España en 4,5 puntos porcentuales, alcanzando el 29,2% de la población, el cuarto nivel más elevado de toda la UE.

Mientras los salarios siguen retrocediendo, las empresas ven como se reducen sus aportaciones a las arcas de la Seguridad Social, lo que está contribuyendo a aumentar el déficit de esta institución esencial para el sistema de protección social de nuestro país. En el primer trimestre de 2016, con un crecimiento del empleo estimado por la EPA del 3,3%, las cotizaciones obligatorias que pagan las empresas por cada trabajador han caído el 0,2%. Hacía tres años que no descendían. Por el contrario, las bonificaciones y subvenciones a la contratación que perciben han aumentado un 8% en el último año, reduciendo por esta vía indirecta sus costes laborales.

Con esta evolución comparada de salarios y costes pagados por las empresas no es de extrañar que desde 2009 los asalariados hayan perdido casi 40.000 millones de euros en el reparto de la renta nacional, mientras las rentas empresariales y de la propiedad hayan crecido en 5.000 millones. Con recesión (como en la etapa 2008-2013) o con expansión económica (como sucede desde 2014) las rentas empresariales están ganando y los asalariados son los grandes perdedores de esta dinámica, que es estructural y que debe modificarse de inmediato.

No es posible que los salarios sigan congelados o cayendo, cuando el PIB crece a un ritmo superior al 3%. No es admisible que la creación de empleo sea de tan baja calidad que, lejos de suponer una mejora de la calidad de vida de las trabajadoras y trabajadores de nuestro país y de sus familias, siga traduciéndose en un empeoramiento de sus condiciones de trabajo y de vida porque la precariedad se está adueñando del mercado laboral. No es aceptable que mientras los asalariados han visto recortados sus sueldos y la protección por desempleo drásticamente, las empresas reciban cada vez más subvenciones para la contratación que son ineficaces y muy costosas para las arcas del Estado, y que tan solo sirven para bonificar la precariedad, subvencionar la miseria laboral y financiar el desendeudamiento de las empresas por vía indirecta e injusta.

UGT no va a aceptar esta situación. Los salarios deben comenzar a crecer de inmediato de manera clara y generalizada, con más intensidad en los tramos más bajos, para impulsar el empleo de calidad, fomentar el necesario cambio de modelo productivo, recomponer los ingresos de la Seguridad Social y reducir las desigualdades y los niveles de pobreza.

Los partidos políticos que se presentan a las elecciones generales del 26 de junio deben comprometerse a llevar a cabo políticas que den cumplimiento a estas premisas, como hemos propuesto desde UGT y CCOO con el documento “20 actuaciones urgentes por el progreso y el bienestar social”, y que debe traducirse en actuaciones concretas desde el primer día de mandato del próximo gobierno. Desde UGT vamos a luchar para que así sea.

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Fuente: UGT