La realidad es clara, hay que aumentar los salarios ya

Fecha: 28 Feb 2022

El IPC adelantado del mes de febrero refleja el continuo aumento de los precios en nuestro país, mientras las rentas no crecen


Los datos del avance de IPC correspondientes al mes de febrero, publicados hoy, reflejan una tasa interanual del 7,4%, 1,3 puntos por encima del dato obtenido en el mes anterior. Un dato que supone un incremento continuo del nivel general de precios que está configurando un escenario muy preocupante para la clase trabajadora en este país, en tanto que las retribuciones salariales no están creciendo al mismo ritmo.

Para UGT, la realidad es bastante clara. Es imprescindible aumentar los salarios en este país. La subida a 1.000 del salario mínimo es, sin duda, una buena noticia que beneficiará a muchas personas trabajadoras y les permitirá afrontar con menos adversidades la elevación generalizada de los precios de los bienes y productos básicos, continuando así en la senda de crecimiento que tiene como objetivo que alcance el 60% del salario medio del país para 2023.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que este incremento no soluciona el problema de bajos salarios que asola a nuestro país. Si los salarios medios son bajos, indudablemente el salario mínimo también lo será, pudiendo no llegar a ser suficiente para que las personas trabajadoras puedan vivir dignamente. Y este es el caso: el nivel de los salarios medios en España era en 2020 casi un 20% inferior al registrado en la media de la Eurozona.

La situación se recrudece si tenemos en cuenta las previsiones de inflación para 2022, que se situaban ya en algunos casos por encima del 4% antes de la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Para UGT, aunque aún es pronto para prever posibles impactos, esta circunstancia configura un escenario poco alentador para el buen devenir de las relaciones económicas internacionales, siendo previsible que, entre las muchas repercusiones, se produzcan aún más incrementos de precios en el mercado de productos energéticos, mayores cuellos de botella en las relaciones comerciales y, en definitiva, un agravamiento generalizado de la situación socioeconómica a nivel internacional con resultados aún imprevisibles.

El sindicato manifiesta la necesidad de que las personas trabajadoras no sigan perdiendo poder adquisitivo, como ha sucedido en 2021. Para ello, es vital que los convenios incorporen aumentos salariales por encima de la previsión de inflación y que introduzcan, a su vez, cláusulas de revisión salarial que vinculen las retribuciones al IPC y que eviten, por tanto, la pérdida de poder adquisitivo en caso de que el nivel de precios se incremente más de lo establecido en convenio. En este sentido, UGT considera que la firma de un nuevo Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) es una cuestión que la patronal no puede seguir aplazando en el tiempo, en tanto que es una herramienta fundamental para facilitar desde el consenso la negociación de los convenios colectivos.

Por otro lado, cada vez se hace más evidente la necesidad de que la Unión Europea adopte medidas coordinadas en los sistemas de formación de los precios de los consumos energéticos, de manera que repercutan efectivamente en una rebaja de la factura que pagan mes a mes los hogares y las empresas.

Datos de interés

El IPC adelantado ha registrado en febrero una tasa interanual del 7,4%. De confirmarse, el nivel de precios se situaría 1,3 puntos por encima del obtenido en el mes anterior, siendo la más alta desde julio de 1989. Según el INE, este comportamiento se debe a subidas generalizadas en la mayoría de componentes, especialmente en el precio de los alimentos y bebidas no alcohólicas, de los carburantes y combustibles y de la electricidad.

Por su parte, la inflación subyacente, que deja fuera a los productos energéticos y los alimentos no elaborados, se incrementa 6 décimas, alcanzando el 3% de variación interanual (3,4 puntos por debajo del nivel general de precios). Un dato preocupante si se tiene en cuenta que las empresas están empezando a trasladar el aumento de los costes de producción al precio final de sus productos, pudiendo llegar a encarecerse aún más la cesta de la compra y retroalimentar la espiral inflacionista.


Fuente: UGT