La Negociación Colectiva debe responder a desafíos como la crisis arancelaria o la emergencia habitacional
Es necesario reforzar los salarios y extender las cláusulas de garantía salarial para proteger a la clase trabajadora frente a posibles subidas abruptas de los precios
Fecha: 14 May 2025

Los datos del IPC de abril, publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), sitúan la inflación anual en un 2,2%, una décima menos respecto a marzo. Este leve descenso se debe, principalmente, al abaratamiento mensual de los productos energéticos (-2,8%), frente al encarecimiento del 1,4% registrado un año atrás.
En cuanto a la tasa subyacente, que recoge la inflación de componente más estructural, excluyendo energía y alimentos no elaborados, aumenta hasta el 2,4% anual, cuatro décimas más que el mes anterior.
Entre los incrementos anuales más destacados durante este mes, cabe resaltar el chocolate (24,2%), los vuelos nacionales (21,3%) o el café (18,5%). En sentido contrario se comportan, por ejemplo, el aceite de oliva (-42,2%), el azúcar (-17%) o los combustibles líquidos (-14,2%) que registran los descensos de precios más señalados.
A pesar de la persistencia de la crisis arancelaria, con las tensiones inflacionistas que arroja sobre determinados productos y sectores, la negociación colectiva está respondiendo favorablemente, impulsando subidas salariales consistentes que ya alcanzan un incremento medio del 3,35% para casi 7,5 millones de personas trabajadoras.
No obstante, por los motivos descritos, es necesario reforzar la extensión de las cláusulas de garantía salarial, la mejor herramienta para proteger a la clase trabajadora frente a posibles subidas abruptas de los precios, un escenario nada descartable.
Seguir la senda del aumento salarial
Actualmente, presentan una cobertura del 36% de la población trabajadora con convenio colectivo, un porcentaje que, sin embargo, se sitúa lejos de los niveles alcanzados antes de la crisis de 2008, cuando cubrían alrededor del 70%.
Por último, desde UGT mostramos también especial preocupación por el excesivo y descontrolado aumento de los precios de la vivienda, que supone un coste inaccesible para millones de familias trabajadoras. Sigue siendo necesario un Pacto de Estado que aborde la emergencia habitacional con medidas y políticas de calado que solventen los problemas estructurales de fondo.
La negociación colectiva también debe responder a este desafío e incorporar mejoras salariales en aquellos territorios con mayor presión sobre los precios.