La CES denuncia que la avaricia de las empresas impide salarios equitativos
Fecha: 14 Sep 2017
En el marco de la campaña iniciada por la Confederación Europea de Sindicatos (CES) para reclamar una subida generalizada de los salarios, esta organización sindical a través los sindicatos que la integran, entre ellos, UGT, difunde un documento en el que demuestra que la avaricia de las empresas y su afán de alcanzar beneficios, rápidamente impide que existan salarios equitativos.
La CES denuncia que los salarios, un motor esencial para el crecimiento, se han comprimido como consecuencia de los beneficios que han sido transferidos a los accionistas.
La CES destaca que Europa necesita aumentos salariales para estimular el crecimiento que es actualmente demasiado débil. Si los trabajadores tuvieran más dinero a su disposición podrían generar más consumo en bienes y servicios, lo que incitaría a las empresas a invertir más y también sería beneficioso para el comercio y la economía.
Sin embargo, desde hace 40 años, los salarios retroceden con respecto al Producto Interior Bruto (PIB) en toda Europa.
En 1976, más del 73% de la riqueza nacional se trasladaba a los trabajadores en los salarios. Hoy en día esta cifra ha bajado unos 10 puntos con que los salarios representan entorno al 63% de la riqueza nacional. En paralelo, la parte de los beneficios ha aumentado en la riqueza nacional.
Las ganancias de la productividad no se han repartido de manera equitativa sino al contrario, una proporción creciente son beneficios y una parte en disminución se traslada a los salarios. Los asalariados son los grandes perdedores mientras que los accionistas se enriquecen. Los trabajadores son cada vez más "explotados" por las ganancias cada vez mayores de sus empresas.
Esta situación sería más aceptable si las inversiones de las empresas privadas no hubieran aumentado tanto sus beneficios. Desafortunadamente no es este el caso: se han reducido con respecto al PIB, mientras que los beneficios han aumentado.
Esto significa que una parte en aumento de la riqueza ha sido desviada de la economía real para aumentar los beneficios de los accionistas. Éste es el resultado de la avaricia de las empresas y de su gestión de la actividad a corto plazo. Esta evolución solo es beneficiosa para los ricos en detrimento de las personas que dependen de su salario para vivir.
Esta tendencia inaceptable se acentúa. Incluso después de la crisis de 2007-2008, los dividendos que han recibido los accionistas en Europa han seguido aumentando a un ritmo más sostenido que el PIB. En estos últimos años, la progresión de estos dividendos ha sido superior a la de las nuevas inversiones(NFCF) de las empresas. Los ricos se enriquecen a costa de la economía.
El aumento de los beneficios y de la parte de estos beneficios que se revierte bajo forma de dividendos a los accionistas frena la evolución de los salarios y de las inversiones, lo que pesa negativamente sobre la economía europea. Para invertir la tendencia, los beneficios deben colocarse de nuevo en posiciones razonables.
Europa necesita aumentos salariales y no que un porcentaje en aumento de la riqueza sirva para aumentar las ganancias de los accionistas.