La Agenda Europea de Migración que no necesitan ni los migrantes ni la Unión Europea
Fecha: 14 May 2015
La Comisión ha anunciado ya la Agenda Europea de Migración al Parlamento Europeo, el Consejo, el Comité Económico y Social Europeo y el Comité de las Regiones, una agenda no solo insuficiente en relación al que debería ser el objetivo principal, evitar la pérdida de vidas, sino también preocupante en cuanto al futuro de la política de migración europea que se apunta en ella.
Esta Agenda, a partir de la situación excepcional de las muertes en el Mediterráneo, llega a la conclusión de que hay que cuestionarse la política de migración europea, incluidas las políticas de regulación de flujos migratorios laborales y la política de integración.
La Comisión Europea no ha hecho otra cosa que tomar la parte por el todo y, aprovechando esto, ha dejado bien claro qué tipo de migración laboral y residente es la que desea y la que va a potenciar, la de los trabajadores de alta cualificación y los inversores.
En cuanto a las medidas para afrontar las muertes en el Mediterráneo, vuelven a reforzarse las operaciones de vigilancia, primando éstas sobre el salvamento, y se incluyen otras, como localizar y destruir los barcos que usan los traficantes, que si no van acompañadas de otras medidas sin duda hará que los traficantes encuentren otros medios.
En cuanto a la distribución de los solicitantes de asilo entre los países de la Unión, y de otras cuestiones tan simples para evitar esas travesías, como permitir solicitar asilo en las misiones diplomáticas de los Estados Miembros en aquellos países de origen o tránsito de los migrantes, el ministro de Asuntos Exteriores ya ha dicho que España hace demasiados esfuerzos porque tenemos un alto número de población extranjera (España, según Eurostat, concedió el pasado año 15 Estatutos de Protección Internacional, frente a los 6.995 de Alemania, 5.825 de Francia, 4.015 de Reino Unido o 1.880 de Grecia; no parecen demasiados esfuerzos en cuanto a la concesión de solicitudes de asilo).
El ministro podrá o no estar de acuerdo en cómo se han aplicado los baremos, pero en ningún caso puede confundir migrantes con refugiados. Y España sería poco coherente si dice que la migración que llega a los países con fronteras exteriores es un tema europeo, y cuando se toma una decisión que hace coparticipes a todos los Estados Miembros, criticarla con poco rigor.