La Unión General de Trabajadoras y Trabajadores (UGT) conmemora este viernes el Día de las Naciones Unidas, recordando la entrada en vigor, en 1945, de la Carta de las Naciones Unidas, piedra angular de un nuevo orden internacional que nació de las ruinas y el horror que significó la Segunda Guerra Mundial con la aspiración de preservar la paz, promover los derechos humanos y garantizar la cooperación entre los pueblos. 

Durante ocho décadas, las Naciones Unidas han sido el principal foro del multilateralismo global, impulsando avances históricos en materia de derechos humanos, descolonización, igualdad de género, desarrollo sostenible y acción humanitaria. Sin embargo, su trayectoria también revela las profundas contradicciones y límites de un sistema internacional concebido bajo las lógicas de poder del siglo XX. 

El Consejo de Seguridad, creado para mantener la paz y la seguridad internacionales, se ha convertido en un espacio de parálisis y bloqueo, donde los intereses geopolíticos de las grandes potencias imponen el silencio ante guerras, genocidios y violaciones flagrantes del derecho internacional. Los vetos sucesivos de los miembros permanentes —herencia directa del equilibrio de poder de la posguerra— han transformado lo que debía ser una institución garante de la paz y de la gobernanza mundial en una organización sinónimo de incapacidad de actuación cuando más se necesita. El genocidio contra el pueblo palestino, la proliferación permanente de conflictos en África o la creciente instrumentalización de las sanciones económicas son solo algunos ejemplos de este fracaso estructural. 

Por ello, UGT considera urgente una reforma orgánica y profunda del sistema de Naciones Unidas que democratice su funcionamiento y dote a la Asamblea General la capacidad efectiva de decisión colectiva. Es necesario ampliar el Consejo de Seguridad para que los miembros permanentes reflejen la realidad geopolítica del siglo XXI, donde los países emergentes son cada vez más relevantes para el devenir de la sociedad internacional.

Además, con esta ampliación se debería revisar la capacidad de derecho a veto buscando que se fomenten los pactos entre varios países para ejercer este instrumento. El multilateralismo no debe ser una retórica, sino una práctica política real al servicio de la humanidad. 

A pesar de sus evidentes retos actuales, UGT reafirma su compromiso con el sistema multilateral y con la defensa del diálogo internacional como única vía legítima para resolver los conflictos y abordar los grandes desafíos globales: el cambio climático, las desigualdades, las migraciones, la inteligencia artificial o el deterioro democrático. 

Frente al militarismo que se está implantando en las principales potencias regionales, UGT se une a la Confederación Sindical Internacional (CSI) en su defensa del multilateralismo, pues esto significa defender las Naciones Unidas y apostar claramente por un futuro más justo y pacífico. 

Un mundo sin Naciones Unidas no sería un mundo más libre. Sería un mundo regido únicamente por la ley del más fuerte, donde la fuerza sustituirá al derecho y el interés particular al bien común. Por ello, en el 80 aniversario de su fundación, UGT defiende la necesidad de reconstruir un multilateralismo auténtico, democrático y solidario, que recupere el espíritu fundacional de 1945: la convicción de que solo la cooperación, la justicia y la paz pueden garantizar el progreso y la dignidad de todos los pueblos.