UGT exige la derogación del Factor de Sostenibilidad para evitar su entrada en vigor en 2019
Fecha: 06 Abr 2018
- Convierte la esperanza de vida, que presupone igual para todos, en un coeficiente reductor de la pensión
- Afectará a la cuantía inicial de cada una de las pensiones independientemente de la edad de jubilación y de los años cotizados
- Al aplicarse a la base reguladora, no afecta a las pensiones más altas que se librarán de la rebaja que impone la longevidad
La Unión General de Trabajadores considera que el Factor de Sostenibilidad planteado por el Partido Popular en su reforma de 2013, y que se aplicará en el cálculo inicial de todas las pensiones a partir del 1 de enero de 2019, es un mecanismo innecesario- ya que el aumento del nivel de gasto en pensiones es sostenible-, altamente regresivo –porque se aplica sobre la base reguladora y no sobre la cuantía de la pensión, lo que supone que no afecta a las pensiones más altas-, opaco, discriminatorio –porque no afecta a las pensiones más altas, que se librarán de la rebaja que impone la longevidad-, y totalmente injusto –porque trata a los pensionistas como si todos tuvieran la misma esperanza de vida-. Además, discrimina por razon de sexo y las profesiones mas penosas con menos esperanza de vida son las más perjudicadas
El sindicato, que ya solicitó al Gobierno que aclarase cómo iba a afectar este mecanismo a las pensiones, subraya que el Factor de Sostenibilidad convierte los aumentos de la esperanza de vida en un coeficiente reductor de la pensión de manera que el importe total que perciba a lo largo de su vida un pensionista que acceda al sistema de pensiones dentro de unos años sea el mismo que percibiría si no hubiese aumentado la esperanza de vida.
Su fórmula, poco sofisticada, tiene en cuenta las medias de las esperanzas de vida del conjunto de los pensionistas de la Seguridad Social (que se calculan cada cinco años) y se aplica a la cuantía inicial de la pensión, reduciéndola en esa proporción para toda la vida del pensionista y acumulando las elevaciones de las esperanzas de vida desde su entrada en vigor, lo que significa que acumula y aumenta el coeficiente reductor de cada revisión quinquenal con el de la anterior. Esto implica que la pensión se irá haciendo más baja cuanto mayor sea la duración media de vida, y los complementos a mínimos de las pensiones más bajas no eximen del recorte.
Los cálculos
Si tomamos en cuenta las estimaciones realizadas por Analistas Financieros Internacionales encargada por BBVA, en el primer cálculo de 2019, el Factor de Sostenibilidad reducirá la pensión en un 0,7% (otros cálculos lo cifran en un 0,5%, pero la diferencia material entre uno y otro es mínima), lo que, en términos mensuales, en una pensión de 1.000 euros/mes supondrá una reducción de 7 euros (bastante más que la subida por el 0,25% de revalorización). En términos anuales la reducción será de unos 100 euros.
Esta reducción se mantendrá para toda la vida de la pensión, pero los que se jubilen en 2024 tendrán ya una reducción aún mayor, del 4% por cada mil euros de pensión, es decir, cuarenta euros mensuales y 553 euros anuales. Y así irá sucediendo en cada revisión, cada cinco años.
A todo esto, habrá que sumar las pérdidas acumuladas de poder adquisitivo provocadas por el Índice de Revalorización (IRP) de la reforma de 2013, que se aplican por igual a todas las pensiones sin diferenciación de cuantías, ni de edad, ni de la fecha en la que se causó la pensión y supondrá que el gasto en pensiones quede prácticamente igual en % del PIB (alrededor de un 12%) aunque el número de pensionistas pase de nueve a quince millones (un 50% más) en veinte años y que las pensiones individuales se reduzcan de forma considerable y generalizada, empujando a los activos a contratar planes de pensiones complementarios.
Si aumentan los pensionistas, se reducirá la pensión
Su filosofía es clara, aunque aumente el número de pensionistas, no se gastará más en pensiones, sino que se reducirá en proporción la pensión de cada uno.
Según datos de la Seguridad Social el gasto total en pensiones, sin el factor de Sostenibilidad ni el Índice de Revalorización, estaría en 2050, dentro de 30 años, en los niveles del PIB que hoy ya destinan otros importantes países de nuestro entorno como Austria, Italia, Francia, Portugal o Grecia, sin que por ello se vean en dificultades. No hay, por tanto, un problema de sostenibilidad por el crecimiento de la longevidad, ni tampoco por el aumento en el número de pensionistas debido a la jubilación de la generación del baby boom. Tampoco hay un problema de sostenibilidad, aunque sí hay lógicamente un aumento (asumible) en el volumen de gasto en % del PIB respecto al actual.
Del limitado efecto demográfico (y sobre el gasto) del incremento de la longevidad se deriva, por otro lado, la cuestión de que el principal factor de recorte de las pensiones no será el Factor de Sostenibilidad sino el Índice de Revalorización de las Pensiones que impide el mantenimiento del poder adquisitivo de las pensiones.
La caída de un 30% en términos reales (por efecto de los precios) cada veinte años de vida del pensionista del importe de su pensión supone un recorte de gasto en pensiones de por lo menos el triple que el del Factor de Sostenibilidad.