Nuestra economía necesita más crecimiento y empleo
Fecha: 25 Ago 2016
Los datos de Contabilidad Nacional, del segundo trimestre del año, certifican que la economía española sigue creciendo pero cada vez a un menor ritmo. UGT, que achaca esta situación a las erróneas políticas de austeridad, exige un cambio de estrategia global, en línea con las propuestas sindicales presentadas a los partidos políticos, en el documento: “20 actuaciones urgentes por el progreso y el bienestar social”. Para consolidar un crecimiento sostenible y justo, que llegue a todos, sería preciso acabar con la política de austeridad impuesta por la Troika; una reforma fiscal integral que permita un aumento de los ingresos públicos en nuestro país y una distribución más justa de los esfuerzos; un Plan de Choque por el Empleo de calidad; reactivar los salarios para que los trabajadores ganen poder de compra y fortalezcan el consumo y el ahorro; y poner en marcha un Plan por la Industria, que favorezca un nuevo modelo productivo más eficiente. Asimismo, es preciso reforzar nuestro Estado de bienestar (sanidad, pensiones, dependencia, protección por desempleo, servicios sociales). Todas estas prioridades deben reflejarse en los Presupuestos Generales del Estado para 2017, que deben dar sustento financiero al cambio de estrategia que precisa nuestro país para avanzar hacia el progreso.
Los datos de la Contabilidad Nacional Trimestral del segundo trimestre, publicados hoy por el INE, certifican que la economía española sigue creciendo, pero cada vez a un menor ritmo. Y así continuará en los próximos trimestres, atendiendo a las previsiones del Gobierno en funciones.
Según el INE, el PIB creció en el segundo trimestre del año un 0,8%, igual que en los tres trimestres anteriores, pero la tasa de crecimiento anual se reduce dos décimas y se sitúa en el 3,2%. Las recientes previsiones del propio gobierno apuntan a una continua pérdida de vigor de la actividad, terminando este año con un aumento medio del 2,9%. Eso supone que en el segundo semestre del año se intensificará el frenazo de la actividad, y al final del mismo el crecimiento estará por debajo del 2,5%.
Por componentes, en el segundo trimestre se reduce una décima la variación anual del consumo de los hogares, que se sitúa en el 3,6%, dos décimas el consumo de las Administraciones Públicas (hasta el 1,5%) y, lo que es más inquietante, cae 1,1 puntos la inversión (del 5,1% al 4%), lo que suele anticipar descensos sostenidos de la actividad. En conjunto, la demanda interna empeora su contribución al PIB, de sumar 3,8 puntos a tan solo 3. Por su parte, aumentan su ritmo de crecimiento tanto las exportaciones (del 3,8% al 6,8%) como las importaciones (del 5,4% al 6,6%), pero más las primeras, con lo que mejora la aportación al PIB del sector exterior (pasa de restar cuatro décimas a sumar dos). Por el lado de la oferta, empeoran todos los grandes sectores excepto el de servicios, que mantiene una tasa anual del 3,6%.
El empleo (medido en términos equivalentes a tiempo completo) reduce su ritmo de crecimiento del 3,2% al 2,9%. Como aspecto positivo cabe destacar la recuperación mostrada por la remuneración total de los asalariados (pasa del 3,4% al 4%), que está permitiendo sostener niveles necesarios de demanda. La remuneración media por asalariado ha pasado de caer una décima en el trimestre anterior (en tasa anual) a crecer ocho décimas, algo favorable, pero que sigue reflejando aumento salariales muy reducidos.
En conjunto, los datos conocidos hoy muestran una evolución de la actividad decepcionante, que impedirá que nuestra economía genere riqueza suficiente para, simultáneamente, reducir los desequilibrios macroeconómicos como reclama Europa, crear empleo de calidad con la intensidad que necesitamos, modernizar nuestro tejido productivo y mejorar la protección social y los servicios públicos esenciales.
La continuidad de las políticas practicadas en los últimos cuatro años y medio de gobierno del Partido Popular, y de la estrategia de la austeridad extrema impuesta desde las instituciones europeas desde 2010, ya ha mostrado claramente sus pésimos resultados y su escaso recorrido: escasa corrección de los desequilibrios macroeconómicos, incremento acusado de la precariedad laboral, intensificación de los desequilibrios del modelo de crecimiento y aumento terrible de los niveles de pobreza, desigualdad, y exclusión social. Por eso, es necesario cambiar las políticas realizadas, y pasar de la austeridad y ajustes empobrecedores a una nueva estrategia que ponga el acento en la consolidación de un crecimiento económico más sostenible, la creación de empleo de calidad y la reducción de las desigualdades y la pobreza.
Nuestra economía necesita más crecimiento y que éste se traslade mejor al empleo y sirva para elevar la calidad de vida de todos los ciudadanos y ciudadanas, algo que no está sucediendo. España necesita un cambio de estrategia global, como hemos propuesto los sindicatos UGT y CCOO en nuestro documento conjunto “20 actuaciones urgentes por el progreso y el bienestar social”, y que en materia económica incluye cinco líneas de actuación imprescindibles:
1. Acabar con la política de austeridad impuesta por la Troika, que es la responsable de la doble recesión europea y del crecimiento mediocre y la insuficiente recuperación actual, complementando la política monetaria con una nueva política fiscal y presupuestaria a favor del crecimiento, que incluya un ambicioso plan europeo de inversiones, y que garantice la sostenibilidad del modelo social.
2. Realizar una reforma fiscal integral que logre un aumento de los ingresos públicos y una distribución más justa de los esfuerzos. Quienes más tienen deben pagar más.
3. Impulsar de inmediato un Plan de Choque por el Empleo, con medidas efectivas para fortalecer la creación de empleo, mejorar sustancialmente su calidad y garantizar la igualdad de oportunidades de todos los desempleados y desempleadas en el acceso al empleo. Para ello, es imprescindible derogar las reformas laborales de 2010 y 2012.
4. Reactivar los salarios, para que las trabajadoras y trabajadores ganen poder de compra y se fortalezcan tanto el consumo como el ahorro. Ello exige que suba el salario mínimo, alcanzando 800 euros en el primer año de legislatura, que los salarios del sector privado aumenten sustancialmente y que las retribuciones de los empleados públicos recuperen el poder adquisitivo perdido durante la crisis.
5. Poner en marcha un Plan Estratégico para la Industria capaz de reconducir nuestro modelo productivo para hacerlo más eficiente, equilibrado y sostenible. Este Plan debe sustentar una estrategia de largo plazo, que tenga como elementos centrales, entre otros, el fortalecimiento de la inversión en I+D+i, alcanzando al menos el 3% del PIB, una mejor planificación y priorización de las inversiones en infraestructuras y la conformación de un sector energético más eficiente.
Todas estas prioridades, junto al reforzamiento de las políticas esenciales del estado de bienestar (sanidad, pensiones, protección por desempleo, servicios sociales, dependencia) deben reflejarse en los Presupuestos Generales del Estado para 2017, que deben dar sustento financiero al cambio de estrategia que precisa nuestro país para salir definitivamente de la crisis y comenzar a construir una nueva senda de progreso y bienestar social.