Menos población en España por la falta de empleo, menor protección social y calidad de vida
Fecha: 30 Jun 2016
La Unión General de Trabajadores denuncia que la pérdida de población en España está directamente relacionada con la ausencia de oportunidades de empleo, por el empeoramiento de las condiciones de vida y protección social. La emigración exterior supuso en 2015 una pérdida de alrededor de 290.000 personas en edad activa, algo que el Gobierno obvia cuando habla del descenso del desempleo. El sindicato insiste, una vez más, en la necesidad de cambiar de políticas económicas que están lastrando el presente y el futuro de nuestro país.
Según las estadísticas de Migraciones del año 2015 y Población de 2016 del Instituto Nacional de Estadística, España, sigue perdiendo población. En enero de 2012 nuestro país llego a tener 46.818.216 habitantes; en enero de 2016, 46.438.422. Una pérdida de población directamente relacionada con la ausencia de oportunidades de empleo y de vida digna en este país que empujan a la emigración, al retorno a los países de origen o a probar suerte en un tercer país.
Al mismo tiempo, seguimos siendo un país que recibe inmigración, 343.614 personas en 2015. Pero con un aumento de la llegada desde el extranjero de personas de nacionalidad española, 52.227 en 2015; pero de ellos, solo 24.060 (el 46%) habían nacido en España. Una de las explicaciones para este flujo es la llegada de personas que han adquirido la nacionalidad española por ser hijos o nietos de españoles de origen (desde Cuba llegaron 2.550 personas nacidas en este país, y de Venezuela 5.983).
Pero lo más significativo, y mayor que el volumen de inmigración, sigue siendo la emigración hacia el exterior, 352.003 personas en 2015. Fue el año 2013 en el que se produjo el mayor éxodo hacia el exterior 532.303 personas de las que el 86´3% tenían nacionalidad extranjera. Y sigue siendo la población extranjera la que representa el mayor flujo de salida, el 79´1% del total de emigrantes. Este efecto huida afecta por tanto a todas las nacionalidades, pero especialmente a la población extranjera y a personas de todas las edades, con consecuencias en el presente, en el futuro y en el mercado de trabajo. La emigración exterior supuso en el año 2015 una pérdida de alrededor de 290.000 personas en edad activa; pérdida el Gobierno obvia cuando habla de las cifras del paro y que explica su aparente descenso.
Por otra parte, el 17´3% del total de personas que se marcharon, tenían entre 0 y 19 años y el 46´9% más de 35. Ni emigran solo los jóvenes, ni este es el colectivo más numeroso que tiene abandonar este país. En cuanto a la emigración de nacionalidad española, 98.934 personas, 64.136 habían nacido en España; el resto fundamentalmente son personas que vuelven a su país de origen o que prueban suerte en un tercero.
Sea cual sea la nacionalidad de quienes se marchan y su intervalo de edad, supone una descapitalización humana de este país, una pérdida para el presente y para el futuro y el indicador de que la ausencia de empleo, de protección de imposibilidad de llevar una vida digna, son factores de expulsión de España.