Hay que convertir el crecimiento económico en bienestar social
Fecha: 31 Ene 2020
Avance de los datos de Contabilidad Nacional del 4º Trimestre de 2019
Los datos del avance de la Contabilidad Nacional del cuarto trimestre del año muestran que el proceso de desaceleración de la actividad en el que estamos inmersos desde hace dos años continúa. Las debilidades y carencias de nuestra economía persisten, por lo que sigue siendo urgente implementar un giro de políticas que consiga el doble objetivo de impulsar la actividad y la creación de empleo de calidad y consolidar el mismo sobre bases más sostenibles financiera, social y medioambientalmente. Para ello, el nuevo Gobierno debe incorporar al diálogo social las materias esenciales que inciden sobre el modelo de desarrollo del país.
Para UGT, nuestra economía necesita de un impulso urgente, y el mercado laboral requiere de las reformas adecuadas para que el empleo creado sea de calidad: estable, productivo y con una remuneración justa.
Por ello, el sindicato UGT va a solicitar en el Diálogo Social la necesidad de abordar las medidas necesarias para fortalecer nuestro tejido productivo y hacerlo más eficiente y sostenible y, en concreto, la aprobación de un Plan Estratégico para la Industria, el reforzamiento de la I+D y de las políticas de desarrollo de la Ciencia, la puesta en marcha de una Transición Energética y Ecológica que no deje a nadie atrás y el desarrollo de actuaciones que permitan el buen gobierno de la digitalización de la economía, para que redunde en un mayor bienestar y no en una merma de los derechos de las personas trabajadoras. Paralelamente, es imprescindible la derogación de las reformas laborales, que han sido clave en el incremento de la precariedad laboral y de las desigualdades en nuestro país.
Datos de interés
Los datos del INE reflejan que el PIB creció un 0,5% respecto del trimestre anterior, una décima más que entonces. Sin embargo, en términos anuales la tasa de crecimiento se reduce una décima, situándose en el 1,8%. Es la tasa más baja desde el tercer trimestre de 2014. En el conjunto de 2019 el PIB registró un crecimiento del 2%, también el más reducido desde 2014 (1,4%). Todo ello pone de manifiesto la necesidad de adoptar medidas que impulsen el crecimiento, toda vez que la política monetaria convencional ha agotado sus posibilidades.
Por el lado de la demanda, el consumo de los hogares no termina de despegar (0,4%), y la inversión ha reducido notablemente su crecimiento, hasta hacerlo casi nulo (0,4%). El gasto de las AAPP mantiene el tono (2,2%), pero resulta insuficiente para compensar la atonía de los otros componentes, lo que más impacto tienen. La demanda exterior aporta seis décimas al crecimiento, pero refleja un escaso dinamismo tanto de las exportaciones (3,7%) como de las importaciones (2,1%). En cuanto a la oferta, el sector servicios es el que mejor se comporta (repunta del 2,2% al 2,5%), la industria se recupera muy lentamente (pasa del 1,2% al 1,6%), y se desploman la construcción (del 2,4% a -0,7%) y el sector primario (de 0,1% a -6%).
En suma, los datos reflejan una notable fragilidad de nuestros sectores productivos, que en conjunto componen un panorama de lento pero progresivo agotamiento del crecimiento, que debe preocupar y provocar un cambio de estrategia de política económica, más proactivo y mejor dirigido. El momento, caracterizado por un nivel de inflación muy reducido, es propicio (el IPC Adelantado del mes de enero, que también ha publicado hoy el INE, muestra un repunte de la tasa anual del 0,8% al 1,1%, aún muy por debajo del objetivo del BCE del 2%).
Las cifras de crecimiento económico resultan un tanto incoherentes con los datos de creación de empleo. Según el Avance conocido hoy, la creación de empleo se habría acelerado del 1,8% al 2% anual, y en el caso de los asalariados, del 2,3% al 2,5%. Que con menor crecimiento económico se genere más empleo contradice la lógica económica, y se explica por el aumento de la precariedad laboral, que aporta empleos de tan escasa productividad que incluso es negativa (-0,1% en el caso de la productividad por ocupado; 4 décimas positiva si se toma la productividad por hora trabajada).
Este comportamiento habla de la bajísima calidad del empleo creado, que constituye uno de los grandes problemas de nuestra economía, con graves repercusiones en términos de eficiencia productiva, de bienestar de las personas trabajadoras, de competitividad empresarial a medio plazo y de insuficiencia de recursos públicos (por las bajas cotizaciones y aportaciones vía IRPF que implican los malos empleos).