Entre 2012 y 2013, más de medio millón de personas de nacionalidad extranjera se vieron obligadas a abandonar nuestro país
Fecha: 17 Mar 2015
Con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, que tiene lugar el próximo 21 de marzo, UGT ha presentado el informe “El efecto huida” en el que el sindicato denuncia que la situación económica, laboral y social está dando lugar a un flujo de emigración al exterior que tendrá graves consecuencias para el futuro de nuestro país. El documento destaca que la población de doble nacionalidad no percibe las mismas retribuciones ni tiene acceso a los mismos puestos de trabajo, que con la crisis, los trabajadores extranjeros fueron los primeros en quedarse sin empleo, y se ha conducido a la población de nacionalidad extranjera a una pobreza insostenible. El resultado: entre 2012 y 2013 más de medio millón de personas abandonaron nuestro país.
La situación económica, laboral y social española está dando lugar a un flujo de emigración al exterior de todas las nacionalidades. Un efecto huida, motivado por el desempleo, la ausencia de rentas o la precarización insostenible de los salarios y la pobreza, que está agravando las desigualdades y la discriminación. UGT entiende que es urgente afrontar una situación que tiene repercusiones en personas, que son parte de la sociedad española, y que las está empujando a abandonar este país. Esta precaria situación y el efecto huida que provoca, tanto de población de nacionalidad extranjera como española, tiene consecuencias económicas, sociales y humanas para hoy y para el futuro de España.
El desempleo es el origen del aumento de desigualdades preexistentes en el mercado de trabajo
Los trabajadores y trabajadoras extranjeros fueron los primeros en quedarse sin empleo, comenzando a aumentar su tasa de paro ya en el año 2005 y agravándose en el periodo 2007- 2008. En el último trimestre de 2014, la tasa de paro de los nacionales de terceros países es del 36´96% frente al 22´39% de la población de nacionalidad española.
La crisis ha agravado la discriminación en el acceso al empleo y salarial por razón de nacionalidad o de origen:
Las diferencias salariales no se pueden considerar solo explicadas por factores objetivos. La población de doble nacionalidad, pese a su formación y su conocimiento del idioma, no percibe las mismas retribuciones y/o no tiene acceso a los mismos puestos de trabajo que los españoles de origen. En cuanto a las personas de nacionalidad extranjera, la disminución de sus salarios y sin embargo, el aumento de quienes perciben los salarios más bajos, puede ser un indicador de que nos encontramos ante otra discriminación en el acceso al empleo y salarial.
- Se agrava la brecha salarial por nacionalidad y por origen: el salario medio de una persona de nacionalidad extranjera en 2013 es un 35´9% inferior al de una persona con nacionalidad española, mientras que el año 2006 la diferencia era del 28´5%. El salario medio de una persona con doble nacionalidad (española y otra) en 2013 es un 30´2% inferior al de una persona con nacionalidad exclusivamente española, mientras que en el año 2006 la diferencia era del 19%.
- Las personas de doble nacionalidad (países iberoamericanos, Andorra, Filipinas, Guinea Ecuatorial y Portugal) conocen el idioma español; el 32´9% tienen educación superior (el 44´2% en el caso de la nacionalidad española exclusiva). Sin embargo, el 19´6% de los asalariados con doble nacionalidad cobran menos de 638´1 euros frente al 8% de las personas con nacionalidad española que perciben este salario.
- El salario medio de una persona de nacionalidad española en el año 2013, es un 5% superior al salario medio total. Una persona de doble nacionalidad tiene un salario un 30´2% inferior al de una persona de nacionalidad exclusivamente española. En el caso de una persona de nacionalidad extranjera la diferencia llega al 35´9%.
La crisis ha conducido a la población de nacionalidad extranjera a una pobreza insostenible
- La tasa de pobreza (Indicador AROPE) ha aumentado un 2´1% en el caso de la población española mayor de 16 años en el periodo 2007-2013; el 27´5% en el caso de la población nacional de terceros países.
- El 47´8 de las personas nacionales de terceros países mayores de 16 años se encuentran por debajo del umbral de pobreza, frente al 35´1 de los nacionales de la Unión Europea y el 16´5 de las personas con nacionalidad española.
- La renta media de una persona de nacionalidad no comunitaria es un 48´2% inferior a la de una persona de nacionalidad española. En el caso de una persona nacional de un estado miembro de la Unión Europea, la diferencia de renta media con la nacionalidad española es de un 31´5% menos.
¿Resultado? Emigrar para buscar mejores condiciones de vida: el efecto huida
- Entre 2013 y 2014 disminuye la población extranjera en 522.751 personas y aumenta la de nacionalidad española en 164.309, entre otras causas por el acceso a la nacionalidad por residencia. En el año 2013 el 3´76% de la población de nacionalidad española había nacido en el extranjero; en el año 2014, el porcentaje sube al 4´14%.
- De la pérdida de población total entre el año 2013 y 2014 (358.442 personas), el 10´2% tienen entre 0 y 15 años. Sin embargo, la población mayor de 65 aumenta en 106.566 personas
- Desde el año 2012 España ha perdido un 1´04% de población total, 493.980 personas: de ellas el 54´2% (386.714) nacionales de los países miembros de la Unión Europea y el 45´7% (326.057) nacionales de terceros países. Una pérdida en parte compensada por el aumento de población española en un 0´5% (218.791 personas).
- La pérdida de población extranjera es mayor entre los nacionales de la Unión Europea, pero sobre todo de personas entre 45 y 65 años y más de 65, que habían elegido, en muchos casos, España como lugar de retiro. En el resto de intervalos de edad, es superior la pérdida de población nacional de terceros países, una migración laboral y de grupos familiares completos (el 16´6% del descenso de población no comunitaria tiene entre 0 y 15 años).
- Un nacional de tercer país que no haya podido renovar su autorización de residencia y trabajo por falta de cotizaciones o de empleo, se convierte en un irregular, sin derecho a la asistencia sanitaria, a prestaciones, a ayudas económicas, y con el riesgo de ser multado o expulsado. En una situación de parecida precariedad, se encuentran los ciudadanos de la Unión Europea que no pueden inscribirse en el registro de extranjeros por no tener empleo o carecer de recursos económicos