El FMI llama a mantener los estímulos a la recuperación económica y social, como reclama UGT
Fecha: 06 Abr 2021
Aumenta su pronóstico de crecimiento para España, hasta un 6,4% en 2021
En sus “Perspectivas Económicas Mundiales”, destaca a nuestro país como la economía que más crecerá de la zona euro después de experimentar la caída más profunda en 2020.
Recomienda intensificar los procesos de vacunación y de protección a la salud, mantener los estímulos a la recuperación e invertir en los servicios públicos esenciales.
Propone aumentar la recaudación y progresividad del sistema fiscal haciendo de la lucha contra la elusión una prioridad.
La Unión General de Trabajadores valora que el Fondo Monetario Internacional llame a mantener los estímulos a la recuperación durante la pandemia, desde mecanismos análogos a los ERTE a abrir la accesibilidad de las prestaciones de desempleo, además de implementar actuaciones para mantener operativos los negocios, abriendo el abanico a medidas que ayuden a su recapitalización.
Así lo ha reflejado en sus “Perspectivas Económicas Mundiales” publicadas en el día de hoy, donde prevé una recuperación mejor de la que esperaba en enero de este año: el mundo crecería un 6,0% en 2021 frente al 5,5% previsto anteriormente, debido, entre otras cuestiones, a la mejora del ritmo de vacunación mundial, a una actividad económica más intensa de la prevista en los primeros meses de 2021 y, destacablemente, a la intensificación de las políticas fiscales expansivas, especialmente en los EEUU.
En el caso de España, el FMI revisa su pronóstico para 2021 al alza en 0,5 puntos, hasta el 6,4%, respecto a lo que se preveía en enero. De esta forma, sería la economía que más crezca de la zona euro después de haber experimentado la caída más profunda en 2020. Se prevé que el paro se sitúe por encima del 15% este año.
Para ello, el FMI recomienda, en primer lugar, intensificar los procesos de vacunación y de protección de la salud, prestando especial atención a que haya un reparto justo de estos recursos entre los países ricos y pobres. Los primeros, con el 16% de población, acapararían en la actualidad las reservas del 50% de las vacunas; en segundo lugar, mantener las políticas destinadas a la recuperación durante la pandemia, unas medidas que, progresivamente, deberían ir reconvirtiéndose (menos ERTE y más formación, mejoras de los servicios públicos de empleo, incluso subvenciones a la contratación), localizándose donde su necesidad sea más acuciante con el objetivo de impedir el incremento del paro de larga duración. No obstante, se reconoce que la transición de las economías a otro modelo productivo puede requerir medidas adicionales. Y, en tercer lugar, invertir en aquellos servicios públicos esenciales como pueden ser salud y educación, pero también en infraestructuras, haciendo especial hincapié en las que faciliten la sostenibilidad.
En este sentido, UGT destaca que el organismo no aboga por un retorno a las políticas de austeridad o a dar protagonismo a las reformas estructurales como estrategia a corto plazo. En el escenario central estimado por esta institución, las actuaciones desde el presupuesto público aún van a ser significativas por espacio de un trienio, aproximadamente. En términos generales, las previsiones de crecimiento mundiales para 2024 aún están 3 puntos por debajo de lo que lo estaban antes del COVID.
España se recuperaría de la crisis en el año 2023
Reconociendo la relativa mejora del escenario a corto plazo, el Fondo hace hincapié en que se abren divergencias en la recuperación muy relevantes. Estas divergencias se basan en la capacidad para vacunar rápido, en la de poder llevar a cabo expansiones fiscales por parte de los presupuestos públicos y en la especialización sectorial de las economías. Esto se va a reflejar en diferentes perspectivas a nivel país o colectivo social.
En lo que se refiere a la incorporación al crecimiento, EEUU es la primera economía que se recupera, ya a principios de 2021, la siguiente sería China hacia finales de año, y la UE lo haría entrado 2022. España lo haría en el año 2023, junto con Italia. Sin embargo, los países en desarrollo pueden tener muchas más dificultades para seguir una senda similar. Su renta per cápita se ha deteriorado una media de 20 puntos, quedando en riesgo los resultados de reducción de la pobreza alcanzados desde finales de los años 90.
UGT señala que la otra gran divergencia que reconoce el FMI es dentro de los propios Estados: determinados grupos de personas trabajadoras, como la juventud, las menos especializadas, los empleados y empleadas precarias y las mujeres, han sido más afectados por esta crisis. A ello se suma la intensificación de los procesos de digitalización y transformación económica, que pueden acarrear destacables perdidas de ingreso en las personas trabajadoras afectadas, aun habiéndose recolocado con éxito.
Propone aumentar la recaudación y progresividad del sistema fiscal
En sus previsiones, el FMI no prevé un retorno de la inflación a medio plazo. En ese sentido, aboga por no retirar estímulos monetarios de forma brusca, sino anticipándolos todo lo posible con mensajes claros y sendas previsibles. En materia fiscal es donde aparece una de las grandes sorpresas del informe. Aparte del enfoque moderadamente expansivo en el lado del gasto, destaca el discurso por el lado del ingreso: el FMI hace hincapié en aumentar la recaudación fiscal y su progresividad, cobrando mucha importancia en el discurso la toma de medidas coordinadas contra la elusión fiscal.
UGT se ha alineado desde el inicio de la crisis del COVID con las posiciones que han contemplado como piedra angular de las políticas de recuperación el esfuerzo de los presupuestos públicos para no dejar a nadie atrás y limitar, en la mayor medida posible, tanto el sufrimiento de los hogares como la persistencia de la crisis. En este sentido, el llamamiento del FMI a un mantenimiento del soporte a la recuperación y una salida medio plazo con importante papel de la inversión y los servicios públicos parece adecuada.
Por todo ello, UGT considera acertada la recomendación de incrementar la coordinación internacional para revisar la elusión fiscal como estrategia de medio plazo para construir unas finanzas públicas más sostenibles, y considera necesaria la búsqueda de la mejora de la progresividad del sistema impositivo, aspecto al que las políticas tributarias seguidas desde las décadas finales del siglo XX, algunas de ellas impulsadas desde el propio FMI, contribuyeron a empeorar significativamente.