El empeoramiento de las condiciones de empleo y de vida impulsan la emigración forzosa
Fecha: 11 Jul 2016
Más de 65 millones de personas en el mundo se vieron obligadas a emigrar por la fuerza durante 2015. En el Día Mundial de la Población, que se celebra hoy, 11 de julio, la Unión General de Trabajadores exige un cambio de políticas para que las personas no tengan que abandonar su país, ya no solo por las guerras o la persecución, sino por la ausencia de expectativas de empleo o de vida dignas. Las políticas de austeridad de los últimos años han agravado esta situación y en el periodo 2013-2014 se produjo el mayor éxodo en España, con más de medio millón de personas emigradas, y la población activa se redujo en casi 250.000 personas. Para UGT, el nuevo Gobierno no puede aprovechar esta realidad para asociarlo, como hiciera el anterior, al “impacto positivo” que tiene en el desempleo y en la pobreza, sino cambiar de políticas y buscar soluciones urgentes ante este drama que afecta a miles de familias y que ha empeorado el Estado de Bienestar en nuestro país.
En el día Mundial de la Población, una vez más hay que recordar que en el año 2015 hay más de 65´3 millones de personas desplazadas por la fuerza en el mundo. Según ACNUR, si estas personas fueran un país, éste sería el 21º más grande del mundo. Turquía, Pakistán, Líbano, la República Islámica de Irán, Etiopia y Jordania, todos ellos superando el medio millón de personas solicitantes de protección internacional, son los principales países de acogida. Y mientras tanto, la Unión Europea sigue sin dar respuesta a la crisis humanitaria que ella misma ha generado con su inacción y la falta de cumplimiento de las obligaciones internacionales.
Las personas abandonan sus países por diferentes motivos. El desplazamiento forzado por las guerras, los conflictos, la persecución, la huida de condiciones insoportables de vida o el temor a perderla, son algunos de ellos.
Pero también hay otras razones para abandonar un país forzados por las circunstancias. No alcanzan la gravedad de las anteriores, pero sí son un indicativo de que algo va mal cuando la población toma la decisión de marcharse por ausencia de expectativas de empleo o de vida dignas.
España nunca ha dejado de ser un país de emigración. Pero ahora, este movimiento de salida se ha incrementado, ligado directamente al desempleo y el riesgo de exclusión social. En el informe de UGT “Pobreza y desempleo: causas de la emigración española”, se analizan los movimientos de entrada y salida del país y las razones de los mismos:
- España ha perdido entre el año 2012, cuando se alcanzó el máximo de población y el 2016, 379.794 personas. La pérdida en este periodo de 817.133 personas de nacionalidad extranjera, no pudo ser compensada por el incremento de 437.339 personas de nacionalidad española.
- En el año 2013 se alcanzó la tasa de paro más elevada, 26´09%, e igualmente la tasa de pobreza y exclusión social más alta 25´6%. Esto provocó que en el periodo 2013-2014 se produjera el mayor éxodo al exterior, 532.303 personas, que la población total se redujera en 215.691 personas y la población activa en 235.500.
- El Gobierno obvia en sus análisis sobre el descenso del desempleo, la influencia en el mismo de la caída de población activa y la emigración de personas sin empleo ni perspectivas.
- La población nacional de terceros países fue, y sigue siendo, la más castigada por el desempleo y la exclusión social. En el año 2013 su tasa de paro era del 37´02, la tasa de pobreza y exclusión de los nacionales de terceros países, del 62´7, y la salida entre 2013 y 2014 de personas de nacionalidad no comunitaria alcanzó las 294.820 personas.
El coste de la pérdida de población tiene efectos en el corto y en el largo plazo. En el corto, el Gobierno únicamente aprovecha el aparente “impacto positivo” que tiene tanto en el desempleo y en la pobreza, pero nunca señalando que el descenso de ambos tiene una de sus principales razones en la pérdida de población empujada por la búsqueda de mejores condiciones de vida.
Por otra parte, en el largo plazo, será más evidentes la pérdida de población activa, pero también la de menores de edad. Y es no solo imprudente, sino utilitarista, confiar en que, con el cambio de ciclo, lo arreglaremos con un mayor volumen de inmigración. Que sea la población extranjera la que abandona el país, indica, que no hemos sido capaces de construir políticas de integración que propicien la permanencia y la igualdad de trato y oportunidades de quienes han contribuido con el resto de la población, a construir este país.