Declaración del Consejo Confederal de UGT
Fecha: 01 Abr 2019
El Consejo Confederal de la Unión General de Trabajadores, reunido el 1 de abril de 2019, en la sede de Avenida de América 25 de Madrid, declara:
La Unión General de Trabajadores, al cumplirse hoy ochenta años del final de la Guerra Civil española iniciada en 1936 por un golpe de Estado militar, muestra su convicción en que nuestra democracia no alcanzará plena madurez hasta que no comprendamos que el olvido es estéril, además de injusto, y reconstruyamos nuestra memoria colectiva sin miedo, desde la transparencia, el respeto, y la voluntad inquebrantable de que no vuelva a suceder.
Este aniversario es un doloroso recuerdo para una organización como UGT, que fue ilegalizada y expoliada con el final de la guerra y el comienzo de la dictadura, y muchos de cuyos dirigentes e integrantes sufrieron cárcel, torturas, trabajos forzosos, exilio y muerte por el hecho de pertenecer a la organización y defender la República, hasta constituir un alto porcentaje de los asesinados y desaparecidos. Las víctimas y sus familias tienen derecho al reconocimiento, a la reparación, al apoyo para localizar, identificar y recuperar a sus familiares; es la propia democracia la que necesita una comisión de la verdad, y es la propia dignidad democrática la que convierte en insoportable la permanencia aún de cadáveres abandonados en fosas y cunetas. Ese es el auténtico sentido de la imprescindible memoria histórica.
El Sindicato celebra precisamente en estos días el 130 Aniversario de su fundación en 1888, una trayectoria donde la defensa de los derechos laborales y sociales de los trabajadores y trabajadoras, y la mejora de sus condiciones de vida, han marcado el camino. El franquismo fue indudablemente la etapa más negra de nuestra historia, superada por sus afiliados y afiliadas asumiendo grandes riesgos, como la clandestinidad o, incluso, su integridad física.
Exilio, emigración, derechos
España no sólo resultó empobrecida y devastada por la guerra, como posteriormente lo sería la práctica totalidad de Europa durante la Segunda Guerra Mundial; con la población que optó por el exilio en Europa y América, el país padeció una descapitalización en cuanto a talento artístico y técnico, y en el interior las prácticas represivas de la dictadura produjeron una pérdida equivalente. Así comenzó un proceso de desplazamientos de población de carácter internacional que, en 1951, llevaron a la firma de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados, primer gran acuerdo del cuerpo de derecho internacional en el que se establece qué es un refugiado y que asistencia deben recibir. Es muy importante recordar que esa convención se elaboró fundamentalmente para Europa, para dar respuesta a los millones de refugiados y desplazados en el continente, porque ahora son otras guerras las que impulsan a millones de personas hasta fronteras europeas, abandonándolo todo para huir de la guerra, arriesgándose a la muerte, el robo, la extorsión, la trata, la violencia… No podemos sumar a todo eso el rechazo de una España y una Europa que parecen estar olvidando lo que son, y las heridas que superaron.
Ningún retroceso en Derechos
Casi un siglo después, para UGT, como para buena parte de los expertos en la historia del siglo XX, la Guerra Civil fue el prólogo de la lucha contra el fascismo, y sus víctimas tienen el mismo derecho a la verdad y la reparación. Recordar es hoy más necesario que nunca para fortalecer nuestras convicciones democráticas y para ser conscientes de que la intolerancia es siempre excluyente. La democracia, el pluralismo y la liberad han hecho posible la paz, estabilidad y crecimiento económico necesario para mejorar las condiciones de vida de las personas. Sin embargo, el ultraliberalismo económico dominante en las últimas décadas ha quebrado los consensos de la posguerra, aquellos que –entre otras cosas- consideraban que la pobreza, las necesidades y las carencias de la población eran un riesgo para la estabilidad. Se abrió paso a la gran recesión, y con ella a la reaparición de opciones políticas fundamentadas en el extremismo, la intolerancia, y la xenofobia, situándonos nuevamente ante la necesidad de poner en valor nuestras libertades y actuar para defenderlas.
Paz y democracia
Para UGT, los 80 años transcurridos desde el final de nuestra guerra civil son una oportunidad para la reflexión colectiva, especialmente en un momento de trascendental importancia para el proyecto político europeo, así como del proyecto de España como país. Es necesario hacer un llamamiento general a la paz y la democracia, y actuar frente a quienes pretenden servirse de la frustración ciudadana para devolvernos al pasado. Por eso hoy pedimos verdad, justicia, reparación y garantía de no repetición.