Europa necesita una política fiscal más expansiva
Fecha: 03 Dic 2015
La Unión General de Trabajadores considera que las medidas decididas hoy por el Banco Central Europeo (BCE) son insuficientes.
A pesar de que intensifican la política expansiva que lleva aplicando desde mediados de 2014 y, con mayor nitidez, desde enero de este año, resulta imprescindible impulsar la demanda agregada e intentar superar los riesgos que aún persisten, de caída en una nueva recesión, en la zona euro.
Para UGT, estas medidas evidencian algunas cuestiones, como el gravísimo daño causado por las políticas de austeridad extrema que se adoptaron en la eurozona bajo el auspicio de la troika (Comisión Europea, BCE y FMI), mucho mayor del que sus promotores, rendidos ante la evidencia, han ido trasladando a la ciudadanía. Esas políticas son las responsables directas de la segunda recaída recesiva de esta larga crisis y, en consecuencia, de la pérdida de millones de empleos y del aumento de los niveles de desigualdad y pobreza, en especial en los países que sufrieron algún tipo de intervención (entre ellos, España).
La segunda evidencia es que la política monetaria no puede, por sí sola, sacar a la economía europea del pozo. Así lo han manifestado dirigentes del BCE y así lo ponen de relieve las medidas adicionales que ahora se adoptan. Llevamos casi un año ya en el que el BCE ha comprado masivamente deuda pública de los países con mayores dificultades financieras, contribuyendo decisivamente a sujetar la prima de riesgo en niveles muy reducidos.
Paralelamente, ha situado los tipos de interés de depósito de las entidades financieras en el BCE en negativo, en un intento de incentivar la movilización de mayores fondos en créditos e inversiones.
Pero pese a todo, la economía europea no despega, y la inflación sigue bajo mínimos, muy alejada de su objetivo del 2%.
Por todo ello, UGT exige el fin de las políticas de austeridad, que aunque de forma menos agresiva que en el período 2010-2013, aún continúan aplicándose en muchos ámbito esenciales de la actividad económica y el desarrollo social de los países del área euro, y que lastran las posibilidades de crecimiento; la implementación de otras políticas económicas que pongan el acento en alcanzar un crecimiento sostenido, equilibrado y sostenible y en crear más y, sobre todo, mucho mejor empleo; y una política fiscal más expansiva para que Europa salga de la crisis y de los riesgos de recaída, e incluso de deflación, que aún nos persiguen.
Para lograr esta política fiscal más expansiva, resulta clave que la Comisión ponga en marcha un plan de inversiones más ambicioso que el conocido como Plan Juncker, que en absoluto tiene la dimensión que requieren los problemas europeos.
En este sentido, el sindicato considera imprescindible un plan como el propuesto por la Confederación Europea de Sindicatos (CES), que apuesta por aumentar las inversiones nuevas en una cuantía equivalente al 2% del PIB europeo durante un período de diez años.
Y, por otro lado, es urgente que se abandonen las políticas de devaluación salarial que han deprimido las rentas de los trabajadores y sus familias, para lo que se debe pasar a una nueva fase de reactivación salarial, en la que ganan poder de compra en coherencia con las necesidades de más consumo y más demanda que tiene la eurozona y, señaladamente, España.