Hoy lunes, 1 de septiembre, se celebra en Estados Unidos Labor Day, el Día del Trabajo ya que, por decisión gubernamental, el día de memoria y reivindicación de la clase trabajadora, (que en todo el mundo tiene lugar el 1 de mayo), se instauró el primer lunes de septiembre para distanciarse así de una fecha internacional muy asociada a los movimientos obreros socialistas y anarquistas.

Labour Day, un día de reivindicación,  está marcado este año por una situación que la presidenta de la confederación sindical estadounidense AFL-CIO, Liz Shuler, ha calificado como de “excepcional situación de ataque”, subrayando que el momento actual del país -con tropas federales desplegadas en las calles, detenciones y deportaciones de trabajadores y dirigentes obreros y un clima de hostigamiento hacia quienes sostienen la vida económica y social del país- es verdaderamente grave e inédito en la historia reciente de Estados Unidos

La AFL-CIO denuncia la militarización de la vida pública, el encarecimiento de los bienes básicos, la precarización del empleo y la erosión de los derechos laborales y sociales. En su tradicional declaración institucional con motivo del Labour Day, Shuler señala que, mientras los precios de la vivienda, los alimentos o las medicinas siguen aumentando y millones de personas corren el riesgo de perder su cobertura sanitaria, la Administración de Donal Trump ha puesto el poder del Estado al servicio de las élites económicas, con multimillonarios dirigiendo agencias federales clave.

La central sindical recuerda que las y los trabajadores que viven en EE. UU. siguen confiando en el sindicato como herramienta fundamental para alcanzar seguridad económica, justicia social y democracia en el trabajo. De hecho, encuestas recientes muestran como una amplia mayoría considera que la sindicación es la mejor vía para garantizar empleo digno, igualdad salarial y protección frente a la automatización y la discriminación. En este sentido, Shuler reivindica la aprobación urgente del Protect America’s Workforce Act (ley para la protección de la fuerza de trabajo americana), una legislación clave para restaurar derechos colectivos que han sido desmantelados en los últimos años.

La Unión General de Trabajadoras y Trabajadores se suma a esta denuncia y reafirma su solidaridad con la clase trabajadora estadounidense. La situación que atraviesan no es un problema aislado, forma parte de un contexto global de debilitamiento de los derechos laborales, de concentración de poder económico y de ataques a la libertad sindical.

El Labour Day más importante de las últimas décadas

Ante este panorama, el movimiento sindical internacional tiene la responsabilidad de redoblar esfuerzos para defender el trabajo decente, la negociación colectiva y la democracia en todos los países.

Pero es importante centrarse hoy en la situación estadounidense, donde su presidente, el mismo que llamó y animó a la toma del Congreso hace cuatro años, y con una gestión económica y laboral que arroja datos muy negativos para el futuro inmediato y a largo plazo de EE.UU. está echando un pulso a los resortes democráticos del país y llevando a cabo una tarea de represión contra la disidencia de sus nefastas políticas. Al mismo tiempo, cabe señalar que alguna de estas políticas (desde las militares a las comerciales, desde las migratorias a las educativas, desde las que hacen gala del machismo y la homofobia a las negacionistas del cambio climático) y sus relaciones con el neofascismo en Europa (de Vox a Meloni) obligan a situar la gestión de Trump en una suerte de desestabilización democrática mundial de peligrosísimas e imprevistas consecuencias.

Probablemente, el Labour Day de hoy sea el más importante de las últimas décadas, por lo que adquiere más que nunca tintes más que conmemorativos, y de reivindicación del valor de quienes cada día sostienen la vida en condiciones difíciles y haciendo una llamada a la acción colectiva. UGT reitera su solidaridad y amistad con la AFL-CIO y con el conjunto de la clase obrera y la sociedad civil estadounidenses, y hace suya su llamada contra la precariedad, la desigualdad y la represión.