El sindicalismo de clase es y debe ser un muro de contención contra el odio
UGT conmemora el Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto alertando del avance de la ultraderecha en el mundo
Fecha: 27 Ene 2025
![Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto](/sites/default/files/GettyImages-1342121849.jpg)
El 27 de enero de 1945 el ejército soviético liberaba el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, uno de los principales centros de exterminio nazi Polonia. En el 80º aniversario de su liberación, la Unión General de Trabajadoras y Trabajadores conmemora este acontecimiento histórico que ha dado lugar al Día Internacional en memoria de las Víctimas del Holocausto.
En los casi cinco años los que Auschwitz estuvo operativo, fueron asesinadas más de un millón de personas, en su mayoría población judía, aunque también presos políticos y sindicales, personas de raza gitana, homosexuales, nacionales de Polonia, etc. El horror de Auschwitz nos obliga a recordar no sólo a estas personas, sino a todas las que perecieron durante el Holocausto, el exterminio sistemático de la población judía en territorios nazis u ocupados por los mismos.
El Holocausto nace como respuesta a múltiples teorías de la conspiración que culpaban a la población judía de todos los males de su sociedad, y que concluyó con el asesinato sistemático de seis millones de judíos y a alrededor de cinco más por motivos religiosos, políticos o de clase social, configurando un modelo industrial de torturas, muerte y asesinatos para acabar definitivamente con la colectividad judía que estremece por el nivel de odio y brutalidad dictados por poderes políticos y económicos bajo la manipulación permanente y severa.
Las atrocidades del Holocausto tuvieron un gran impacto en la reforma política e institucional del mundo posterior a la II Guerra Mundial y sirvieron como referencia para la elaboración de un código de Derechos Humanos. A su vez, supuso la deslegitimación total de la extrema derecha en las democracias.
Por desgracia, ochenta años después los Derechos Humanos no se respetan para todos los seres humanos por igual y ya no sólo las dictaduras, sino las propias democracias viven un verdadero fortalecimiento de la ultraderecha que ya gobierna en todo el mundo. Se habla mucho estos días del saludo nazi de un ferviente apoyo de Donald Trump, pero menos de que más del 60% de los gobiernos de la Unión Europea están dirigidos, incluyen o cuentan con el apoyo de partidos de ultraderecha.
En defensa de la clase trabajadora, de la democracia y de las libertades
Aunque con nuevos medios y nuevas formas, esta ultraderecha del siglo XXI, rebautizada como Alt-Right, sigue las dinámicas clásicas de la extrema derecha que gobernaron el Holocausto. También en la actualidad circulan teorías de la conspiración como la del “Gran Reemplazo” difundida en las redes sociales y que explica que las élites globalistas pretenden acabar con la población blanca a través de la inmigración. Si en los años 30 el magnate Henry Ford, era un ferviente seguidor de estas teorías (y fue condecorado con el máximo reconocimiento de la Alemania Nazi a los extranjeros), hoy en día vemos cómo Elon Musk y otros líderes de empresas tecnológicas se encargan de difundir esas mismas mentiras, de colaborar y representar a la ultraderecha a nivel internacional.
El odio de hoy no se difunde solo contra los judíos. En la Europa del XXI la mayoría de los golpes de los radicales se centran en la población musulmana, negándoles su derecho a formar parte de nuestra sociedad y legitimando cualquier ataque contra ellos por muy severo, ilegítimo y aniquilador que sea. Conocemos las dinámicas y también conocemos sus resultados: hoy los conmemoramos.
Hace pocos meses el secretario general de UGT y la de la DGB alemana desvelaban en Sachsenhausen un monumento a Largo Caballero, secretario general de la UGT que sufrió en ese campo de concentración los rigores del nazismo. Fue sólo una de las muchas víctimas que el movimiento sindical europeo tuvo en esos campos del horror. Es ésta una de las razones por las que el sindicalismo de clase es y debe ser un muro de contención contra el odio de los ultras. Por eso nos negamos al blanqueamiento de la ultraderecha y la combatimos. En defensa de la clase trabajadora, de la democracia y de las libertades.