El optimismo de la recuperación, un espejismo en un mercado de trabajo cada vez más deteriorado y precario
Fecha: 08 Jun 2014
Los datos de la EPA, relativos al primer trimestre de 2014, muestran que la España de la recuperación es un espejismo en el cada vez más deteriorado mercado de trabajo. Nuestra economía sigue perdiendo empleo (en el primer trimestre casi 200.000 ocupados menos) la tasa de paro aumenta hasta el 25,93% y el número hogares con todos sus miembros en paro también se ha incrementado en un 3%(ya casi rozan los 2 millones). El continuo deterioro de las condiciones laborales y salariales, promovidas por la reforma laboral, está construyendo un mercado laboral cimentado en la temporalidad, la parcialidad y la precariedad y una sociedad que, en 2013, alcanzó una tasa de riesgo de pobreza que se sitúa en el 21,6% (el número de desempleados que recibe alguna prestación se ha reducido hasta el 44%, en el primer trimestre de este año).Por todo ello, UGT hace un llamamiento al Gobierno para que no se instale en el optimismo de algunos indicadores económicos y busque soluciones consensuadas para priorizar el empleo estable y con derechos. Reclama, asimismo, que se extienda coyunturalmente la protección por desempleo. El sindicato en su documento de alternativas “Hacia un modelo económico y social en España” considera que es posible una economía más competitiva pero también más justa y solidaria y propone, entre otras medidas, un crecimiento moderado de los salarios para relanzar el consumo y la actividad.
Según la Encuesta de Población Activa (EPA), en el primer trimestre de 2014 el empleo cayó en 79.600 personas respecto del trimestre anterior, y el desempleo se redujo en 2.300. Esto supone que el número de activos se ha reducido en 187.000 personas. El número total de desempleados se sitúa en 5.933.300, y la tasa de paro aumenta hasta el 25,93%.
Nuestra economía sigue perdiendo empleo: en el primer trimestre del año hay casi 200.000 ocupados menos (un -1.08% trimestral), de modo que la tasa de empleo se sitúa este trimestre en el 55,45%. Por su parte, el desempleo se ha reducido en apenas 2.300 personas en el primer trimestre del año. Pero a este mínimo descenso de paro se une el hecho de que no se ha debido a un incremento del empleo, que sigue destruyéndose, sino esencialmente a la pérdida de activos en nuestro país, que se ha reducido este trimestre en 187.000 personas, situando la tasa de actividad en el 59,64%, la más baja desde el segundo trimestre de 2007, justo antes del inicio de la crisis. En un año la población activa de nuestro país se ha reducido en 424.500 personas (casi un 2%), trabajadores que, al no encontrar un empleo, dejan de buscarlo y pasan a la inactividad laboral (jubilación, tareas domésticas) o emigran para intentar trabajar fuera de nuestras fronteras.
Además seguimos instaurados en niveles inaceptables de precariedad laboral, porque además de la persistente destrucción de empleo, se ha producido un duro empeoramiento de la calidad del empleo existente. Y los datos de esta EPA del primer trimestre de 2014 así lo ponen de manifiesto: el número de asalariados se ha reducido en 164.000 personas (-1,16%); el empleo indefinido ha caído en 51.600 personas (-0,48%) y el temporal también ha disminuido en 112.400 personas (-3,37%), poniendo de manifiesto la falsa supuesta mejoría de nuestra economía; por su parte, el empleo a tiempo completo ha descendido en 176.800 personas (-1,23%), mientras que el número de ocupados a tiempo parcial lo hizo en 7.800 (-0,28%), aumentado así la tasa de trabajo tiempo parcial hasta el 16,20%.
Por otro lado, a pesar de la mejora en términos de empleo público este trimestre, que aumenta un 0,38% (11.100 personas, lo que no palia la enorme destrucción de empleo público anterior), el empleo privado desciende en casi 200.000 personas (-1,38%), pero tanto el empleo público como el privado presentan variaciones anuales negativas: el empleo público registra una tasa del –1,06% y el privado del –0,34%, es decir, en el conjunto del año la ocupación se reduce en 31.200 personas en el sector público y en 48.400 en el privado.
Conclusiones
De este modo, los datos ofrecidos en la mañana de hoy por el Instituto Nacional de Estadística corroboran que pese a la mejora puntual y moderada que se viene produciendo en los últimos meses en algunos indicadores macroeconómicos, nuestro país se encuentra aún en un escenario extremadamente complicado, lejos de la recuperación que se viene pregonando desde el Gobierno. Y estamos bien lejos del supuesto escenario de recuperación si tenemos en cuenta que hoy por hoy la tasa de paro es del 26%, con un ritmo de reducción del 1% respecto al año anterior, lo que supone que necesitamos casi dos décadas para situarnos en la tasa de paro de antes del estallido de la crisis en 2007, situada en torno al 8%.
Así, el hecho de que se estén produciendo mejoras parciales (o menos negativas) en algunos indicadores estadísticos generales, tales como los referidos a los datos sobre la evolución del Producto Interior Bruto o la prima de riesgo, no enmascara la terrible realidad que a día de hoy, tras seis años de crisis económica, se viven en el mercado de trabajo. Porque la leve mejora que se ha producido en la economía no tiene reflejo en el mercado de trabajo, donde el desempleo continúa en niveles insostenibles, y donde los indicadores que miden la calidad del empleo, tales como la temporalidad o parcialidad involuntaria, muestran un deterioro constante. Porque las políticas económicas y laborales que se están aplicando solo buscan un crecimiento basado en actividades de baja productividad y escaso valor añadido, que tiene como resultado la extensión del subempleo e impide el desarrollo y la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos, cercenando nuestras perspectivas de un desarrollo sostenible e integrador.
Asimismo, los datos de la EPA ponen de manifiesto la ineficacia de las medidas de estímulo de la contratación laboral, como es la contratación indefinida devaluada de fomento al emprendedor, o de la precarización del contrato a tiempo parcial, o la degradación de la contratación formativa, de las sucesivas reformas laborales promovidas desde 2012 que tenían por finalidad supuestamente el impulso del empleo. Igualmente, la EPA publicada es la prueba del desacierto del Gobierno en la apuesta por las medidas de emprendimiento y estímulo del trabajo por cuenta ajena, a la vista de los escasos resultados que ofrece la evolución reciente de este tipo de empleo: en el último trimestre los trabajadores por cuenta propia han descendido en 20.300, es decir, un 0,67% menos, porcentaje similar al descenso que han sufrido en términos anuales (-0,63%).
Porque además, la devaluación salarial y de las pensiones a la que asistimos cohabita con una cada vez más extendida devaluación social. Y para poder siquiera plantearnos la reactivación o salida de la crisis, ésta debe ser percibida por las familias en forma de una mejora de sus condiciones de vida, y eso no va a pasar si se continúa con la austeridad y el estrangulamiento económico actual, en un contexto de contrarreformas sociales inaceptables, porque el fracaso de la política económica que se viene implementando en nuestro país desde mayo del año 2010 tiene su mayor exponente en la situación del mercado de trabajo, donde no sólo se ha mostrado que los continuos recortes, ajustes y devaluaciones son totalmente ineficaces a la hora de solucionar la complicada situación en la que nos encontrábamos, sino que se han mostrado contraproducentes a la hora de superar la crisis. Y más teniendo en cuenta las terribles secuelas que han causado en forma de desigualdades económicas y sociales, y en términos de pobreza y de exclusión social, situaciones cada vez más extendidas en nuestro país: según los últimos datos, en 2013 la tasa de riesgo de pobreza se sitúa en el 21,6% de la población residente en España, y aumenta un punto más entre la población de 16 a 64 años, es decir, la que está en edad de trabajar; y el número de hogares con todos sus miembros en paro roza los dos millones, un 3% más que el trimestre anterior. Pero es que además, teniendo en cuenta el número de perceptores de prestaciones y la estimación de desempleados de la EPA, la proporción de quienes están recibiendo alguna prestación se reduce al 44%. En esta evolución influyen esencialmente dos cuestiones: la duración de las dificultades económicas y determinadas modificaciones legales que se han adoptado en los últimos dos años, que han endurecido los criterios de acceso a las mismas.
Por todo ello, desde UGT no sólo hemos criticado la continua deriva en materia económica y social del Gobierno, sino que hemos mostrado nuestra disposición y compromiso para superar la crisis, a través de propuestas alternativas con un menor coste social para los trabajadores y ciudadanos de nuestro país. Por ello, hace unos meses presentamos el documento “Hacia un modelo económico y social en España” en el que recogíamos las principales líneas de actuación en las que basar la recuperación y en la que cimentar una economía más competitiva, pero también más justa y solidaria, que se base en el diálogo y en el consenso.
En este sentido, en ámbito del empleo, UGT apuesta por una redefinición de las relaciones laborales, tanto a nivel individual como colectivo, así como por un replanteamiento de la política salarial, que, no lo olvidemos, juega un doble papel económico, a ser garante de un adecuado nivel de vida para los trabajadores, y a ser una importante variable dinamizadora del consumo y, por tanto, de la actividad económica y, con ello, del empleo. Y esto pasa por un cambio radical de las políticas económicas, laborales y sociales en nuestro país. Sin más dilación, porque la situación actual obliga a tomar medidas inmediatas. En este sentido es prioritario, por un lado, poner en marcha planes de choque específicos, con recursos excepcionales para impulsar la contratación laboral y el empleo especialmente de los colectivos en peores condiciones, es decir, parados de larga duración, jóvenes y trabajadores sin formación, y por otro, extender coyunturalmente la protección por desempleo.
Nota sobre el cambio metodológico de la EPA
El pasado 24 de abril el INE publicó las nuevas series de datos revisadas de la Encuesta de Población Activa (EPA), una vez adaptadas al cambio de base poblacional derivado de la incorporación y actualización de las nuevas series de población y hogares del Censo de Población y Viviendas de 2011, en sustitución del que venía utilizándose hasta ahora, que era el Censo de 2001, y la publicación del destalle de las series completas desde el primer trimestre de 2002 (de modo que incomprensiblemente desaparecen los datos de los periodos anteriores).
Este cambio metodológico consistente en adaptar la base poblacional de la EPA al último censo de Población, el de 2011, y en estimar de nuevo la población activa, intenta resolver dos cuestiones. La primera de ellas se refiere al envejecimiento de las estimaciones de la muestra, teniendo en cuenta la variación de la población de residentes en hogares familiares a medida que transcurren los años y adaptándolo a la población real, tanto por el distinto número de habitantes como por los posibles cambios en la distribución de la población por municipios y por secciones censales dentro de éstos.
La segunda, a la falta de respuesta, que puede deberse a la negativa a contestar del entrevistado, por ausencia reiterada de todos los miembros del hogar cuando se realiza la entrevista o bien porque el hogar es inaccesible a los entrevistadores del INE. Pero solo en el primer caso se sustituye el hogar aleatoriamente por otro. Pero si la falta de respuesta se debe a la ausencia de los miembros del hogar, posibilidad que aumenta entre aquellos hogares unipersonales o aquellos compuestos por personas jóvenes donde ambos miembros trabajan, da lugar a una representación infravalorada de esa población, que es además, población ocupada. Esta situación es muy relevante, más teniendo en cuenta que según el nuevo calibrado de hogares de la EPA derivado del Censo 2011, se ha reducido el número de hogares, pero han aumentado los hogares con uno o dos miembros.
Por último, conviene señalar que a pesar de esta adaptación al Censo 2011, quedan pendientes tener en cuenta los cambios derivados de los datos provisionales del Padrón Continuo de Población de enero de 2014, y que ponen de manifiesto que, a diferencia de lo ocurrido en los dos últimos censos, se ha producido un descenso de la población en un año de 404.619 personas, entre los que hay 141.361 españoles más y 545.980 extranjeros menos.