Eduardo Magaldi: “Si las redes se usan mal pueden desmovilizar a los trabajadores”
Fecha: 08 Ene 2019
Entrevista en "Cinco Días" ( 8 enero 2019)
Los sindicatos tenemos que explicar que hay otros beneficios además de los económicos
Aún no ha cumplido 30 años, pero ya es la cara y la voz del nuevo sindicalismo en España y en el ámbito internacional. Eduardo Magaldi (Santoña, Cantabria, 1989) es el líder de Ruge (Revolución Ugetista), la nueva organización juvenil del sindicato UGT. Acaba de ser elegido miembro del comité de jóvenes de la Confederación Sindical Internacional (CSI) y tiene claro que el futuro del sindicalismo pasa por adaptarse a nuevas formas de trabajo, pero sin olvidarse de la historia de los sindicatos de clase.
P.- Los sindicatos no atraviesan su mejor momento, ¿cómo percibe usted el sindicalismo actual?
R.- No veo mal a los sindicatos. Hay mucho desconocimiento de cómo funcionan. Al final son una herramienta para mejorar las condiciones laborales de la gente. Pero en España ha habido una pérdida de la transmisión del conocimiento de para qué sirven los sindicatos. Ha sido un error, porque hemos dejado de trabajar en la transmisión de ese conocimiento y de estar en el día a día de la sociedad. Aunque también hay una campaña en contra de las organizaciones sindicales. Se ha tratado de desestructurar dos organizaciones como CC OO y UGT, que si estuvieran bien organizadas y estructuradas te podrían parar el país. El ejemplo está hace 30 años en el 14D. Al ver su poder, la campaña es total para desprestigiarles y que haya un efecto desánimo y que la gente no se afilie.
P.- De hecho, en Francia, quienes han tomado ahora el testigo de las mejoras sociales y laborales son los chalecos amarillos. ¿Podría pasar algo similar en España?
R.- Están cambiando las formas de actuar o incidir en la política. Y las organizaciones sindicales tenemos que ver esas nuevas formas de llamar y convocar a la sociedad y empezar a utilizarlas para organizarles. Ahora se llevan mucho las plataformas; en vez de comprometerse a largo plazo con algo, prefieren montar una plataforma, reivindicar un hecho concreto y disolverse. El problema es que eso solo sirve para una reivindicación específica, pero, al final, si quieres obtener un beneficio superior, tienes que buscar una organización por encima de esa plataforma estructurada y jerarquizada. Es cierto que existen descontentos con las decisiones que toman los sindicatos. Pero no todo va a ser lo que tú quieras. Para lograr objetivos a más largo plazo debe haber cesiones y un punto intermedio.
P.- Entiendo por sus respuestas que los sindicatos no están ahora bien armados para movilizar a los trabajadores...
R.- Hay sectores y grandes empresas donde tradicionalmente la acción sindical ha sido muy potente, y en esos se sigue manteniendo. Pero hay otros, como el comercio o la hostelería, donde el mercado está tan atomizado y hay tan pocos trabajadores en los centros de trabajo que al final la presión de la empresa es muy grande y, si te sindicalizas o reivindicas tus derechos, rápidamente te despiden y te sustituyen por otra persona. En esos sectores hay un problema y más desde la reforma laboral.
P.- ¿Y qué piensan hacer en esos sectores?
R.- No queremos eludir responsabilidades. Debemos empezar por ver si la acción sindical tiene que pasar por plataformas que aúnen varios centros de trabajo. Pero esas plataformas al final también necesitan recursos.
P.- ¿Esa sería la mejor forma de llegar hoy a los jóvenes trabajadores?
R.- Las redes sociales van a jugar un papel fundamental. Lo hemos vivido desde el 15M: si se está bien organizado y estructurado puedes hacer verdaderas convocatorias de un día para otro, algo que antes era impensable, cuando lo tenías que hacer por cartelería y el boca a boca y necesitabas dos semanas o más. Pero las redes también son peligrosas, porque si no las usamos bien y dejamos que se apoderen de ellas las contrapartes [las empresas], las pueden usar para desmovilizar a los trabajadores o llevarles al desánimo.
P.- El bipartidismo ya es historia en la política española. ¿Por qué no se ha producido el fin del bisindicalismo?
R.- No es lo mismo montar un partido político, con una serie de reivindicaciones de inicio, que montar un sindicato, que debe dar servicio día a día a mucha gente. El tejido de una organización sindical es más grande y complejo. Además, el miedo a perder el puesto de trabajo sigue ahí. Y en un contexto de desempleo y empleo precario es más difícil promover el grado de movilización que exige la creación de un sindicato.
P.- Hay quien plantea que el mayor logro empresarial tras la crisis ha sido precisamente la desmovilización de los trabajadores, más incluso que otras cuestiones como la devaluación salarial. ¿Comparte esa opinión?
R.- Sí, la comparto. Ha sido su mayor logro. Aunque me niego a ser derrotista. Seguimos siendo unos sindicatos con un nivel de afiliación muy grande; los logros que seguimos consiguiendo son importantes y somos un dique de contención de algunos ataques de las políticas empresariales.
P.- De las cuatro o cinco cosas que el Gobierno quiere cambiar de la reforma laboral, ¿cuál es más urgente?
R.- Son todas muy necesarias y por eso todas se han puesto encima de la mesa en el minuto uno al ver que cambiaba el Gobierno y se podían alcanzar. Que el convenio de sector vuelva a prevalecer sobre el de empresa sea quizá la más fundamental, porque va a restablecer los equilibrios de negociación entre la parte empresarial y los trabajadores. Esto ha sido probablemente lo más dañino de la reforma.
P.- En pocos años, la propia demografía podría hacer que el problema del desempleo se alivie bastante. ¿Eso podría debilitar aún más a los sindicatos?
R.- No. El mayor problema ya es la calidad de los nuevos empleos. Te dicen que es mejor que sean a tiempo parcial, porque son más flexibles; que sean temporales, porque si no a las empresas no les pareces atractivo. Estos son los mensajes que hay que combatir.
P.- Eso pasa por la unidad de acción entre UGT y CC OO... ¿Y quizá una futura fusión?
R.- La unidad de acción es absolutamente necesaria. Nuestra generación lo entiende como un principio básico. Si te divides, y esto las empresas lo saben, estamos perdidos. La fusión no sé si llegará antes o después. Pero tenemos muy claro que aunque no queremos olvidarnos de nuestra historia, tampoco nos vamos a anclar en ella.
P.- Podría parecer que los sindicatos defienden más que los ya jubilados mantengan el poder adquisitivo que las garantías para que los jóvenes cobren pensión en el futuro...
R.- La lucha de los sindicatos no es solo la de mantener el poder de compra de los jubilados, pero sí es el mensaje que más se vende. Lo cierto es que los jóvenes están convencidos de que no van a llegar a cobrar una pensión. El problema es que nos preocupamos tarde; nos preocupa más emanciparnos o que nos den una oportunidad laboral.
P.- A la vista de todo esto, ¿hay que cambiar el marco general de las relaciones laborales?
R.- Más que cambios legales hacen falta cambios culturales en la forma de concebir las relaciones laborales. Lo que no puede ser es que todo pivote sobre el mayor beneficio económico posible. Existen otro tipo de beneficios, no solo el económico, y eso es lo que tenemos que empezar a introducir también desde los sindicatos.