25 años de formación avalan una gestión responsable
Fecha: 13 Jun 2014
Hoy nos hemos levantado con una nueva oleada de la campaña de desinformación orquestada que en contra de los sindicatos de clase y en concreto de UGT se viene produciendo en algunos medios de comunicación con objeto de minar nuestro trabajo y nuestra credibilidad antes los trabajadores/as y la ciudadanía en general. Y en este caso relacionándolo nuevamente con la gestión de la formación.
Como organización que trata de velar por los intereses de los trabajadores, somos nosotros los primeros que tenemos que tener claro nuestro papel, de dónde venimos y a quien damos servicios y con que instrumentos. Y no tenemos ninguna duda de nuestra trayectoria.
En este sentido debemos tener claro que desde 1986 con el plan FIP venimos ofreciendo servicios relacionados con la formación para los trabajadores en situación de desempleo. Y todos sabemos que en este país el terminar los estudios reglados no ha sido suficiente para dotar de conocimientos prácticos, y estar preparados para la inserción laboral. Así que en todos estos años, que son 25 años hemos hecho una labor insustituible para favorecer la inserción laboral tanto para estos trabajadores/as como para aquellos que en su día no pudieron finalizar sus estudios.
Y tras eso llegaron los acuerdos nacionales de formación, en el año 1992 que fue cuando se firmó el primero. Acuerdos Nacionales de Formación donde UGT ha peleado y negociado para lograr un sistema que de oportunidades a todas y todos en las mejores condiciones, acuerdos donde se han sentado las bases de la regulación del sistema para la gestión de fondos tanto para la formación de las empresas, , como para la formación administrada por las organizaciones sindicales y patronales mas representativas.
Conviene recordar en este sentido que los fondos de la formación de oferta se han distribuido siempre entre organizaciones sindicales, y patronales. Parece que esto se omite en muchos medios de comunicación cuando en el caso de Andalucía la CEA recibe el doble que UGT.
No hay que olvidar que estos fondos provienen esencialmente de la cuota de Formación Profesional, el 0,7% de la masa salarial, pagada por empresarios (0,6%) y por trabajadores (0,1%). Y Desde UGT Andalucía somos muy conscientes de la responsabilidad que es administrar estos.
Y como sindicato que es consciente de esta responsabilidad ha habilitado sus propios medios y recursos para garantizar que esta gestión sea de calidad. En primer lugar llevando a cabo un sistema interno de inspección de los cursos aparte del que tiene el SAE. Y también tenemos un sistema de evaluación propio para certificar la calidad de la formación impartida, con informes de inserción que garantizan que no hacemos un trabajo sin sentido sino que tiene resultados reales con porcentajes que justifican sobradamente nuestra gestión. Y a esto no nos obliga nadie, lo hacemos porque creemos en nuestra gestión, y porque queremos ir mejorándola aún más.
Además de todo esto habría que preguntarse. ¿Qué hubiera pasado en estos años si los sindicatos no hubieran participado en el sistema a todos los niveles? La respuesta es contundente. Habría sido impensable que los mecanismos de detección a través de las comisiones paritarias sectoriales se hubieran suplido de otra forma, haciendo un sistema partícipe de las necesidades reales de los trabajadores en materia formativa. Y por otro lado, sin los sindicatos no habría sido posible que muchos trabajadores a los que ofrecemos la formación a través de los canales de la organización se hubieran visto beneficiados de ésta. Todos sabemos que hubiera pasado.
Y hemos tenido a su vez la capacidad de adaptarnos por un lado a las ambiciosas transformaciones normativas en materia de formación, que siempre hemos apoyado, es decir las dirigidas hacia un modelo compatible con el europeo, un sistema basado en un catalogo nacional de cualificaciones profesionales. Y por otro a los cambios acaecidos en todos estos años en el mercado laboral. Y las pruebas de ellos son los múltiples programas específicos, acuerdos pioneros de certificación como en el sector aeronáutico, formación vinculada a certificados de profesionalidad, programas dirigidos a jóvenes, a todos los sectores productivos, a PYMES, a autónomos.
Queremos concluir por tanto afirmando que no tenemos que estar justificando permanentemente nuestra gestión de la formación ante los medios que la atacan sin profundizar adecuadamente en la información. Y no tenemos que hacerlo porque las cifras y los recursos son públicos están a disposición de quien se quiera molestar en contrastar nuestro trabajo. Y parece a veces que sus fines más que informar defienden el beneficio de algunos sectores interesados. Pero si es importante que sepamos por qué ha sido crucial e insustituible nuestra trayectoria en un modelo de concertación social. Y por tanto por qué consideramos fundamental especialmente en este momento de necesidades de cualificación y de empleo seguir trabajando en la misma línea.